Dylan
Si esa mañana hubiese sucedido un mes atrás o si quiera una semana atrás, hubiera roto el récord de la mayor cantidad de maldiciones en una sola mañana, puesto que se había quedado dormido y ahora, ni aunque corriera llegaría a tiempo a su clase, pues esta había comenzado una hora atrás.
Pero no. Ese día simplemente despertó tranquilamente y tras ver la hora en su despertador suspiró y comenzó a levantarse pesadamente en la cama.
Su cuerpo seguía sintiéndose pesado, como si tuviera atado todo el peso del mundo en cada una de sus extremidades. Increíblemente su cabeza estaba silenciosa, pero no porque hubiese dejado de pensar en todo lo sucedido la noche anterior, sino porque eran tantos pensamientos que lo lastimaban que su cabeza simplemente había quedado sin sensaciones. Casi como uno mantiene una posición incómoda por mucho tiempo. Al principio hay dolor, pero a medida que se aguanta, luego solo ya se siente un adormecimiento y tu cuerpo queda completamente entumecido.
Sí, así se sentía su cabeza. Entumecida.
Se había decidido que ese día no iría a clase. Podía faltar un día, no sería el fin del mundo.
Sin embargo, sí salió de la cama.
A pesar de que le hubiese encantado simplemente darse la vuelta y seguir durmiendo, aún llevaba puesta la ropa de Kyle y necesitaba desesperadamente deshacerse de ella, por más que oliera tan bien. No podía mentir, sentir el aroma del chico en las prendas le había soltado miles de sensaciones y había mandado a su corazón un recuerdo cálido. Pero era por eso mismo que debía quitárselas. Esas sensaciones solo era otra razón para sentirse terriblemente culpable.
Luego de tomar una ducha se encaminó a la lavandería. Dylan iba cien por ciento en automático, lo sabía, lo sentía, porque su mirada se había mantenido fija durante casi toda la mañana. No tenía interés en hablar y, a decir verdad, ni siquiera se dio cuenta cuándo había puesto la ropa de Kyle en las máquinas, ni del tiempo que estuvo esperando para que estas estuvieran listas.
Aprovechó ese momento para enviarle un mensaje a Trevor. Su amigo tenía un momento libre a esa hora y Dylan realmente quería hablar con él. Era cierto lo que el chico le dijo la noche anterior, que podía acudir con él siempre que lo necesitara, porque el castaño había dejado de hacer eso. Se habían distanciado un poco en esas últimas semanas y, aunque Dylan se sintiera como la miseria, era algo que no podía seguir permitiendo.
Trevor era su mejor amigo, ¿cuándo había dejado de ser una opción para hablar de sus problemas?
Se encontraron en una banca en el campus de la universidad, no muy lejos del edificio y así, sin más vueltas, Dylan le soltó todo lo que había ocurrido con Kyle en los últimos días. Desde lo que sucedió para su aniversario hasta lo que le dijo antes de marcharse de su apartamento la noche anterior.
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Collide
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE THE CRASH Ha pasado un año y medio desde el incidente. Desde que estos dos chicos se vieron forzados a renunciar al otro. Dylan y Kyle intentan seguir con sus vidas separadas, a pesar de que en el fondo, el corazón de ambos sigue añ...