SEGUNDA PARTE DE THE CRASH
Ha pasado un año y medio desde el incidente. Desde que estos dos chicos se vieron forzados a renunciar al otro. Dylan y Kyle intentan seguir con sus vidas separadas, a pesar de que en el fondo, el corazón de ambos sigue añ...
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Kyle
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿minutos? ¿horas? Era imposible saberlo con los labios de Isaac recorriendo por milésima vez su cuello, solo para que este lo tomara delicadamente del cabello, atrayéndolo hacia si y que volviera a su boca. Las manos de ambos recorrían el cuerpo del otro, sobre y bajo la ropa, en la espalda, en el pecho, en el abdomen... por todas partes. Incluso, por la intensidad del momento, a Kyle le sorprendía que aún estuviesen... ¿cómo decirlo? Vestidos.
—Isaac... espera... ¿qué estamos haciendo? —habló Kyle por primera vez desde que empezaron a besarse en la habitación, falto de aliento por los innumerables besos como por la intensidad del momento.
Ese mismo día habían viajado para ir a casa de Bárbara, solo ellos dos, ya que, a diferencia de Isaac, Sally no tenía conflictos con ninguno de sus familiares.
—Se supone que iríamos a una cena con la familia de Rebeca, mi madrastra —le había explicado Isaac un día en el taller, mientras reparaban una camioneta—. Ya sabes, cosas de negocios y eso. Querían que fuéramos toda la familia, pero detesto ese tipo de cenas. Todas las señoras quieren presentarme con sus hijas.
—Hablando de... ¿tus padres saben que eres gay? —preguntó Kyle con genuina curiosidad, pensando en qué haría en esa situación. Podía haber dos opciones en extremos opuestos: o se retiraría diciendo que no estaba interesado muy amablemente o bien, la más probable, diría que tiene preferencia por los chicos y se iría sin observar sus reacciones.
—Lo saben, pero se niegan a creerlo —Isaac se encogió de hombros—. Es decir, después de que estuve con un chico y luego solo con chicas para intentar olvidar a mi amor adolescente, mi padre creyó que solo había sido una fase. Así que ahora cuando se lo menciono cree que es una broma. Además, sé que estás pensando —le dijo mientras se acercaba un poco más, ya que estaban en extremos opuestos del capó del auto—. Piensas «¿por qué no les dices que te gustan los hombres y solo te vas?».
—Eso solo demuestra que piensas de la misma manera retorcida que yo —lo interrumpió, lo que hizo a ambos reír, pero Isaac no respondió a su comentario.
—No lo hago porque no es de su incumbencia... y luego irían por ahí todas las señoras chismosas diciendo «¿escuchaste que el hijo de Ian Clark es gay? ¿qué dirá Ian de todo esto? Solo por algo así podría haber rechazado a mi hermosa hija».
Eso último hizo que Kyle volviera a reír. No estaba familiarizado con ese ambiente, pero podía imaginárselo. A él tampoco le gustaría que su nombre fuera vagando de oreja en oreja.
Al final, su amigo terminó por preguntarle si no le molestaba que aceptara la invitación de Bárbara. Kyle no lo dudó ni por un segundo. Era verdad cuando decía que le gustaba estar con Isaac y que, cuando estaba con él, se sentía como no lo hacía desde hace mucho. Simplemente bien.