Kyle
En días como aquellos, en los que no podía seguir trabajando hasta tarde, ya sea porque había completado todo su trabajo y ya no tenía nada más que hacer, o porque su jefe prácticamente le prohibía hacer horas extras. No porque tuviera que pagárselas, eso no le importaba, pero porque Kyle no se despegaba de un motor si no quería. Esos días, lo único que podía pensar era en regresar a su lugar seguro y poner la música tan fuerte que apenas si escuchara sus propios pensamientos, porque ese era el fin, no tener que pensar en absolutamente nada.
Ese día se había ido por lo pesado. Era lo único que llenaba tanto su cabeza de información, que su cerebro no tenía oportunidad para enfocarse en otra cosa. Así que en ese momento se encontraba simplemente recostado en el sofá, con los ojos cerrados y acariciando levemente a su perro, el cual se encontraba echado sobre su torso.
A pesar de que Erick no le había dicho algo que fuera de hecho relevante, Kyle no podía pensar en lo mal que le estaba haciendo al rubio. Estaba haciendo que Dylan le mintiera en la cara, lo estaba volviendo inseguro y se estaba metiendo en esa relación.
Pero ¿por qué? ¿por qué no podía tener suficientes fuerzas de voluntad para alejarse del castaño?
Sacudió la cabeza, intentando volver a concentrarse en la fuerte música que resonaba en el departamento. Incluso cuando escuchó la lluvia volverse mucho más fuerte, simplemente siguió subiendo el volumen.
Fue al cabo de un par de canciones más, en que, sin saber cómo, escuchó que alguien tocaba la puerta. Posiblemente la persona del otro lado estuviese tocando desde hace un rato, pero al ver que Kyle no aparecía, decidió hacerlo más fuerte.
Soltó un gruñido, tanto por la molestia de tener que levantarse que por el hecho de que alguien lo estuviese buscando.
Se tomó su tiempo para retirar a Fender de su abdomen y caminar a la puerta, seguro de que era Sally quien tocaba, para pedirle que bajara un poco el volumen de la música.
Abrióla puerta de mala gana, mentalizándose en el hecho de que no debía rematar contra la chica. Sally no había hecho nada, pero Kyle simplemente no podía alejar su mal humor.
Sin embargo, la persona que lo esperaba al otro lado era la última que se hubiera imaginado.
Dylan se encontraba completamente empapado, con los brazos cruzados, seguramente intentando mantener el calor. Y, a pesar de que su mirada era seria, Kyle muy bien podía notar que nada estaba bien con ese chico. Se veía... ligeramente destrozado.
Pausó la música inmediatamente, mientras le dirigía una mirada de preocupación.
—¿P-puedo pasar? —preguntó Dylan, tartamudeando por el frío.
—Sí, claro, te traeré unas toallas —dijo, al tiempo que cerraba la puerta y corría a su habitación.
Cuando regresó, el castaño parecía encogerse más, como si se estuviese congelando y apenas podía acariciar al cachorro que exigía por su atención. Kyle se apresuró a rodearle los hombros con una toalla y sin pensárselo, le ayudó a secarle el pelo con otra.
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Collide
Ficção AdolescenteSEGUNDA PARTE DE THE CRASH Ha pasado un año y medio desde el incidente. Desde que estos dos chicos se vieron forzados a renunciar al otro. Dylan y Kyle intentan seguir con sus vidas separadas, a pesar de que en el fondo, el corazón de ambos sigue añ...