Confiar

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Kyle 

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Kyle 

Cuando recibió la llamada de Dylan, tuvo que admitir que se quedó perplejo por un buen rato, tanto que ni siquiera pudo responder al saludo que le dedicaba el castaño. Salió de su estupefacción cuando este le habló con más fuerza.

Había acordado verlo en un café, un poco entrada la tarde, debía decir. También le sorprendió el hecho de que su exnovio realmente lo estuviese «citando» para verlo, pues todos sus encuentros en los últimos meses habían sido de imprevisto. Lo que tenía que admitir era que aquello le aliviaba un poco, considerando que no tenía que preocuparse porque el castaño apareciera nuevamente en su puerta, como muchas veces había hecho ya. No era que le molestara, pero había pasado tanto en el departamento de Kyle que podía hacer de las cosas algo incómodas.

Él llegó antes, pero no tuvo que esperar mucho tiempo por su exnovio.

Cuando este entró, una fina lluvia comenzaba a caer afuera. Kyle agradeció que dentro estuviese cálido. Hacía mucho frío.

Cruzó miradas con el castaño desde que este comenzó a caminar hacia su mesa. Se miraba... feliz. Realmente feliz. Había un brillo en sus ojos que no tenía desde hace mucho tiempo. Eso hizo que no solo su cuerpo, sino que ahora también su corazón sintiera esa ráfaga cálida.

Kyle, por un mísero segundo, se hizo la ilusión de que tal vez Dylan estaba muy feliz de verlo. Pero sabía que las cosas ya no eran así. Y estaba bien. Mientras que el chico sonriera, todo estaría bien.

Era cierto que en el fondo aún le dolía aquellas palabras que le había dedicado el castaño, pero era honesto cuando decía que no lo odiaba. Ya ni siquiera lo resentía, porque al final del día no podía culparlo por estar endemoniadamente molesto con él. Podía justificar su enojo, aunque no podía justificar del todo sus palabras y aquello que había usado en su contra. Pero al final Dylan se había disculpado. Si podía perdonarse a sí mismo por todo lo que alguna vez hizo, podía perdonar aquel error del amor de su vida.

Porque sí, porque aún seguía amando al castaño. No podía evitarlo. Su corazón le pertenecía.

Se saludaron un poco incómodos, cabía decir, pero esa incomodidad se fue cuando Dylan comenzó a hablar alegremente sobre las razones por las cuales lo había citado.

—Antes que nada, quiero decirte que, quería contarte porque sin ti esto jamás hubiese pasado, lo digo de verdad. Pero no solo por eso —respiró hondo, como tomando valor—. También porque, a pesar de todo lo que ha pasado, sigues siendo importante para mí, Kyle, y quiero que lo sepas.

—¿Pretendes matarme de la incertidumbre, Carter? —le preguntó un poco bromista, a lo cual el castaño sonrió más amplio.

—Déjame tener mi momento dramático —se quejó, lo que hizo que ambos rieran un poco—. Quiero enseñarte esto...

Finalmente, el muchacho sacó lo que parecía una fotografía de su chaqueta, la admiró por un momento mientras sus ojos refulgían como estrellas y luego se la extendió con delicadeza. Kyle intentó tomarla de la misma forma y no esperó más para observarla.

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