Aliviado

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Kyle 

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Kyle 

El regreso a casa había sido entre momentos, un silencio cómodo. Al principio habían gastado las últimas energías que les quedaban en charlas y bromas sobre temas cualquiera. Eso hasta que Sally decidió tomar una siesta en la parte trasera del auto y el auto quedó en una tranquilidad profunda.

Kyle, quien iba al volante, la envidiaba un poco; pues él también estaba cansado. Sin embargo, lo que lo mantenía alerta era la gracia que le daba cuando Isaac hacía su mayor intento de mantenerse despierto. Al pelinegro se le cerraban los ojos y daba pequeños saltos cuando se daba cuenta que el sueño lo estaba venciendo.

—Sabes que puedes dormir un rato si quieres, ¿verdad? —le dijo con voz suave para no despertar a Sally, luego de lo que parecía su milésima cabeceada.

—No, no, no, no —respondió mientras intentaba quitarse el sueño restregando sus ojos—. Si yo me duermo entonces a ti te dará sueño y, honestamente, con un accidente automovilístico tuve suficiente para una vida.

A pesar de que sabía que Isaac había intentado decir aquello como una broma, Kyle no pudo evitar preguntar.

—¿Sabes? nunca me has contado los detalles de ese accidente —continuó susurrando para mantener la tranquilidad en el auto—. ¿Cómo fue?

Su amigo simplemente se encogió de hombros, pero el de ojos verdes no pudo evitar notar cómo el primero evadía su mirada.

—La verdad es que no hay muchos detalles, solo fue algo que pasó. Era de noche, nosotros veníamos de una fiesta y bueno, ya debes imaginarte el resto.

A pesar de que el pelinegro lo hubiese dicho completamente relajado, Kyle sabía que había alguna espina ahí al fondo que no lo dejaba hablar demás. Era decir, él nunca fue muy bueno leyendo a la gente, pero cuando se trataba de decir verdades a medias, Kyle era un experto, por lo que no se le fue difícil detectar un poco de resistencia por parte del chico.

Sin embargo, así como Isaac solía comprender cuando Kyle no deseaba hablar de un tema, se dijo que por esa vez le devolvería el favor. Luego de aquella conversación, no pasaron ni cinco minutos para que el de ojos verdes se diera cuenta que su copiloto finalmente se había quedado dormido. 


Ya había caído la noche cuando Kyle condujo directamente hasta su apartamento. A pesar de que tuvo la intención de dejar a Isaac en su edificio, el de ojos verdes no pudo ignorar su propio agotamiento físico y emocional. Por lo tanto, no se sentía con energías de conducir ni un poco más.

Ninguno de sus amigos se despertó en ningún momento, sino que tuvo que ser él quien les dijera que finalmente habían llegado. Sintiéndose inevitablemente como un padre que le habla a sus niños tras un largo y tedioso viaje familiar.

Sally fue quien bajó primero y a toda prisa, alegando que su cuerpo tan pequeño no podía soportar tanta soda, mucho menos con un camino tan largo como ese. Los otros dos muchachos aún se tomaron un segundo, pues claramente ambos estaban demasiado cansados como solo para pensar en caminar hacia el edificio.

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