Preguntas complicadas

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Kyle 

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Kyle 

El fin de semana había sido completamente tedioso. Isaac se la había pasado pendiente de Kyle todo el tiempo y lo cuidaba como si en algún punto este fuera a desmoronarse en pedazos. No quería que lo malinterpretaran, lo que estaba haciendo su amigo por él era mucho más de lo que Kyle hubiese pedido y le agradaba por fin tener a alguien que lo sostuviera cuando este estaba por caer al suelo.

Lo que lo había vuelto tedioso era que él estaba acostumbrado a estar solo e, inconscientemente, al estar acompañado se sintió en la obligación de mantenerse entero. Cuando se dio cuenta de lo que sucedía con él, supo de inmediato que tal vez ese era el fin de no quedarse solo cuando todo tu mundo se venía abajo. Si estabas con alguien, entonces dabas ese pequeño esfuerzo extra para sostenerte y, aunque solo fuera un poco, eso ya era suficiente para que comenzaras a armarte de nuevo.

Su amigo no preguntó o comentó nada de lo sucedido, algo que Kyle apreció mucho.

El lunes por la tarde, ambos decidieron salir un poco antes del trabajo (porque tenían la libertad de escoger) e ir en busca de Sally a su academia de ballet. Había pasado un tiempo desde que hacían eso y al de ojos verdes le agradaba que poco a poco la dinámica con sus amigos volviera a la normalidad.

Ambos chicos se quedaron esperando en lo que parecía una sala común. Kyle supuso era un lugar designado a los estudiantes para poder pasar el rato antes y después de sus clases, o durante los descansos entre bailes.

Apenas había un par de chicos charlando a parte de ellos dos, quienes no dejaban de lanzar bromas y comentarios que los hacía reír con ganas y, por supuesto, llamando la atención de todos los que pasaban, quienes a veces los miraban extrañados. En un momento, Kyle se levantó de su asiento por un poco de agua, más por hacer algo que por verdaderamente tener sed. Llevaban esperando a Sally por media hora y eso de estar mucho tiempo sentado no era su estilo.

Apenas iba regresando con Isaac, con su vaso en mano, cuando sintió que alguien chocaba con él. El golpe había sido tan abrupto que el agua terminó por derramarse tanto en su ropa como en la del muchacho con el que había tropezado.

Escuchó una exclamación que lo obligó a levantar su mirada de su suéter empapado, para encontrarse con unos ojos claros y un cabello platinado.

—¡Lo lamento tanto! Enserio, a veces puedo ser muy, muy torpe —comenzó a decir el chico, mientras intentaba descaradamente secar la ropa de Kyle con la manga de su suéter—. De verdad, lo siento, déjame traerte un nuevo vaso con agua.

—No hace falta... —comenzó a decir, pero el muchacho ya lo había rodeado para dirigirse al dispensador.

Kyle apenas había logrado secar su rostro cuando el vaso de papel ya se extendía frente a él.

—Te he visto aquí un par de veces —comenzó a decir el chico, mientras que Kyle aceptaba cautelosamente el recipiente—. Siempre te vas con la chica del segundo grupo, ¿no es así? ¿Cómo era su nombre...? ¡Sally! ¡Sally Clark!

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