Gota de pintura

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Dylan 

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Dylan 

La Navidad había salido muy bien, tenía que admitirlo. Incluso a pesar de que su padre aún se mostraba reservado con respecto a Erick, Dylan no recibió ningún sermón y hasta donde sabía, su novio tampoco había recibido ninguna mirada amenazante.

Y aquello solo lo había hecho soltar una risa amarga. Justo cuando él mismo tenía dudas de si lo mejor era continuar, aparentemente su entorno parecía querer seguir empujándolo hacia el rubio. ¿Era esa una señal de que no debía darse por vencido aún? Tal vez el universo quería demostrarle que aquellas dudas no eran más que pasajeras, que las cosas podían funcionar realmente.

Sin embargo, el peso en su corazón seguía sin aligerarse.

Erick y Dylan habían llegado a la casa de campo el día anterior, pero no fue hasta el treinta y uno de diciembre en que los invitados del rubio comenzaron a llegar. La mayoría se había quedado con sus familias unos días más antes de irse de vacaciones con los amigos. El castaño y su novio habían hecho algo similar, aunque se pasaban la mayor parte del tiempo en la casa vacía de los padres de Erick.

Muchas cosas habían pasado en esos días y por un momento a Dylan incluso le pareció una estupidez el recordar sus dudas. El cariño con el que su novio lo envolvía lo había hecho olvidar el porqué surgieron esas inseguridades, de si aquella relación era lo mejor para el castaño. Le parecía hasta ridículo. Sin embargo, cuando Erick continuó tratándolo con aquella calidez y todas las sensaciones en el cuerpo de Dylan fueron en aumento, su razón también disminuyó y terminó atrapado voluntariamente en las sábanas del chico por segunda vez. Y, así como la primera, fue lo que lo hizo recordar que la conexión que creía sentir con Erick no era sólida y difícilmente podía ser una verdadera.

Sila culpa no lo comía antes, lo hacía ahora. Se lo comía como si fuera un festín.

No podía seguir con aquello, sabía que debía hablar con Erick, pero ¿cómo quedaría menos como un patán? ¿antes del viaje que tenía planeado su novio para Año Nuevo o unos días después, cuando su novio creyera que podían empezar el año como una pareja feliz?

Demonios. Si no hubiese esperado tanto tiempo, si se hubiese dado cuenta de que aquello no tenía arreglo. Todo habría sido más fácil. Pero era un castigo y Dylan lo sabía. Actuó de manera cruel todo ese tiempo, de manera egoísta. Era justo quelas cosas no le salieran tan fácil.

Sin embargo, como no le era fácil, terminó esperando. Y por esto mismo la oportunidad de hablar con Erick antes de empezar el año había pasado, ahora solo quedaba una opción. Dylan solo pedía porque no fuera la peor de todas.

Ese día antes de Año Nuevo, como mínimo pudo relajarse un poco. Erick estaba concentrado en sus amigos y, aunque el castaño hacía lo posible por incluirse al grupo, la mayor parte del tiempo se mantenía por otros rumbos. No era que los amigos de su novio lo incomodaran o no sintieran agrado por Dylan, pero era extraño considerando que ellos se conocían desde mucho tiempo. Tenían sus propios temas de conversación y estaba bien. Él aún intentaba participar en algunos.

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