SEGUNDA PARTE DE THE CRASH
Ha pasado un año y medio desde el incidente. Desde que estos dos chicos se vieron forzados a renunciar al otro. Dylan y Kyle intentan seguir con sus vidas separadas, a pesar de que en el fondo, el corazón de ambos sigue añ...
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Kyle
Estaba borracho. Lo sabía, lo sentía en todo su cuerpo, pero más que nada se lo decía la insistente mirada de desaprobación de Isaac. Aunque, a pesar que su estado de conciencia estuviese alterado, Kyle sabía perfectamente que esa desaprobación no era porque estuviese borracho, sino porque se había emborrachado con una cantidad ridícula de alcohol. Ridícula en el sentido que su amigo había tomado casi lo mismo y se lo veía casi tan fresco como una lechuga.
—¿Es por esto que no tomas? ¿Porque eres un asco haciéndolo y te emborrachas solo con un poco de alcohol? —le preguntaba el chico mientras lo guiaba fuera del local.
No era que tuviera que llevarlo a rastras, pero ambos sabían que no estaba en las mejores condiciones para caminar solo. Además, uno creería que el alcohol sería un desinhibidor excelente para Kyle, quien siempre se mantenía serio y ensimismado. Seguramente cualquiera hubiese creído que borracho sería todo lo opuesto, animado y charlatán. Pero no. Él borracho solo era más miserable, por lo que no podía evitar simplemente quedarse parado quejándose en por qué todo tenía que ser tan difícil.
—No bebo así desde los dieciséis años, ¿sabes? —comentó, un poco balbuceante, pero sin arrastrar las palabras—. Dejé de hacerlo porque los idiotas de la escuela eran mucho más idiotas cuando estaban borrachos. Además, fue más o menos cuando renuncié a las fiestas. Todos me echaban de ahí porque decían que les traería problemas. Aunque yo creo que simplemente me envidiaban, era decir, iba un año adelantado, los que eran mayores que yo seguramente se sentían, incluso, mucho más idiotas. ¿Ya dije idiotas?
Y eso era cierto, recordaba que la última vez que había estado borracho fue a la mitad de su adolescencia y lo había hecho por la simple necesidad de tener aquellas experiencias de vida. Luego simplemente no le veía sentido.
Sin embargo, ahí estaba, pasado de copas luego de años de no haberse tomado más dedos cervezas. ¿Y por qué? Porque no podía soportar el hecho de que Dylan lo hubiese tratado tan amargamente a como lo hizo esa noche. No podía tolerar el hecho de que, para el pesar de su corazón, resentía al amor de su vida. Era inconcebible simplemente pensar que lo había lastimado adrede, que ahora era él quien no quería verlo y no para no caer en sus encantos, sino porque estaba dolido. Porque había usado una de sus debilidades en su contra, porque estaba increíblemente molesto con él.
Isaac no intentó detenerlo en ningún momento y no supo si agradecerle o reprenderlo por no haberlo hecho, pero en aquel momento su cabeza estaba en otros mil lugares a la vez como para evaluarlo.
Su amigo terminó por llevarlo a su propio apartamento y se ofreció a quedarse con él. Al principio había insistido en que fueran al edificio de Isaac, pero Kyle borracho además de miserable, era un terco, por lo que se negó a dejar a su perro solo durante una noche y su amigo no tuvo más opción que aceptar.
La mañana siguiente no fue tan mala. Tenía un ligero dolor de cabeza, pero nada que lo obligara a estar en cama todo el día. Eso no le sorprendió mucho, considerando que no había bebido tanto.