Cartas sobre la mesa

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Dylan 

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Dylan 

Había estado esperando fuera del apartamento de su novio. Habían quedado de hablar ese mismo jueves, considerando que ya habían dejado pasar muchos días sin aclarar las cosas. Se suponía que hablarían caída la noche, pero cuando Dylan fue al encuentro de Erick, este no se encontraba en el edificio, lo cual confirmó cuando intentó entrar como la última vez, pero la puerta tenía seguro. Al principio se angustió creyendo que tal vez el rubio había cambiado de opinión, pero un mensaje sencillo de «estoy retrasado, pero no tardo» fue suficiente para amainar la ansiedad.

 Cuando lo observó asomarse por el pasillo su corazón comenzó a latir con fuerza, tanto por cómo lo había extrañado, como por la charla que estaban por tener. ¿Qué pasaba si Erick al final decidía que no quería saber nada más de Dylan? ¿Qué pasaba si la explicación no fuera lo suficientemente buena para arreglar sus errores? ¿Si quiera sabía qué le explicaría a su novio?

Cuando estuvieron al mismo nivel, ambos se quedaron simplemente de pie, con la mirada perdida en el otro, hasta que para el castaño fue demasiado y decidió bajar la mirada.

—¿Entramos? —preguntó cordialmente el rubio, a lo que él solo pudo asentir.

Al menos no sonaba molesto.

Cuando entraron, Erick apenas si se molestó en encender una de las lámparas de la sala de estar, antes de caminar hacia la cocina por lo que el castaño supuso, algo para beber. El lugar estaba bastante oscuro, lo que hizo que se percatara de que su novio de hecho pasaba mucho tiempo bajo la escasa luz de su apartamento. Iba a comentárselo, pero realmente no quería parecer como si fuera a desviar el tema.

Cuando Erick regresó con un vaso de agua y comenzó a rodear el sofá de tres plazas de la sala de estar, con toda la calma del mundo, Dylan supo que era el momento de hablar. No podía postergar aquello ni un minuto más.

Tomó aire y comenzó.

—Nos conocimos una noche a la mitad de la calle —comenzó a hablar, mientras se quedaba plantado a solo unos pasos de la entrada. Eso pareció sorprender a Erick, quien seguramente no esperaba que Dylan hablara inmediatamente.

El castaño suspiró y se acercó definitivamente a su novio, para que ambos se sentaran en el sofá, siempre guardando su distancia.

—Es una historia bastante extraña si te soy sincero, y es de hecho la favorita de Trevor —se encogió de hombros, intentando distender el ambiente, pero al no ver ninguna reacción de su novio, creyó que era mejor guardarse los comentarios irónicos—. Desde el principio todo fue fuera de lo común entre nosotros, creo que por eso nos enamoráramos tan rápido.

A pesar de que lo más sensato tal vez era guardarse los comentarios de lo especial que fue aquella relación para Dylan enfrente de su actual novio, realmente no quería hacerlo porque había prometido ser honesto. Quería que Erick se diera cuenta que no pensaba ocultarle nada más.

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