SEGUNDA PARTE DE THE CRASH
Ha pasado un año y medio desde el incidente. Desde que estos dos chicos se vieron forzados a renunciar al otro. Dylan y Kyle intentan seguir con sus vidas separadas, a pesar de que en el fondo, el corazón de ambos sigue añ...
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Kyle
Sabía que sentía frío, sabía que se estaba congelando de pies a cabeza y que su ropa estaba completamente empapada. Estaba temblando, pero aun así no dejó de caminar. A pesar de que estaba consciente de que estaba bajo la cruel lluvia, su cabeza parecía estar en otro lado, en otro tiempo quizá. Lo cierto era que se estaba castigando a sí mismo. ¿Cuántas veces Dylan no le había recalcado de que ahora tenía otro novio? ¿que estaba con un chico que le hacía bien? ¿Por qué tenía que ir Kyle y complicarle la vida?
El castaño no había usado la fuerza, pero nadie podía negar que el de ojos verdes lo retuvo entre su cuerpo y la pared en contra de su voluntad. Había actuado como un tonto, había pasado la línea. Y en el momento ni siquiera le importó, pero ahora se sentía terriblemente culpable. ¿Se sentiría Dylan culpable?
Era decir, el castaño no había hecho nada malo, pero tampoco logró evitar que Kyle lo tocara de aquella manera.
¿Por qué no podía simplemente dejar a Dylan vivir su vida sin dramas?
Suspiró, aunque este salió completamente tembloroso. La lluvia era torrencial y apenas si podía ver a dónde iba, por no mencionar que ni siquiera le estaba prestando atención al camino.
Tampoco se había percatado que había cruzado la calle, hasta que escuchó que alguien lo llamaba por su nombre con desesperación.
—¡Kyle!
Volvió a escuchar, pero lo que lo hizo volver al mundo real fue el hecho de voltearse y ver dos luces completamente blancas y brillantes abrirse paso a toda velocidad por la oscuridad de la noche.
«Estoy muerto» pensó en una milésima de segundo, al mismo tiempo en que no podía pasar por alto que aquellas luces se veían incluso más cegadoras, con todas esas gotas de lluvia cayendo con fuerza a su alrededor.
Sintió un golpe, eso lo podía asegurar, pero no el golpe que esperaba.
Alguien lo había empujado bruscamente fuera del camino. Lo sabía porque logró sentir los brazos de ese alguien rodearlo con fuerza y sintió su peso cuando ambos cayeron al asfalto del otro lado de la calle. De lo siguiente que fue consciente es de ver solo la sombra del auto pasar con rapidez a su lado, como si al conductor no le importara en lo más mínimo la lluvia y en si podía provocar un accidente o no. Cuando el auto salió de su vista y el sonido de las ruedas se esfumó, Kyle finalmente pudo regresar en sí.
Seguía tirado en el suelo. Se había golpeado la espalda y también la cabeza, lo que podía decir por el dolor que comenzaba a expandirse por esas áreas, aunque en el momento apenas si lo había sentido. Los brazos seguían rodeándolo con fuerza, como si temieran que, de soltarlo, este regresaría a la mitad de la calle para esperar al siguiente auto que lo atropellara.
Parpadeó varias veces, intentando poder ver algo entre tanta lluvia que caía en su rostro.
—¿¡A caso estás demente!? —le gritó el muchacho, tanto para que su voz fuera audible como por lo molesto que estaba.