Niño albino de luna

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Antes de empezar, me he inspirado mucho en una canción de Mecano llamada hijo de la luna, por lo que en este capítulo va a haber referencias a esa canción. Sin nada más que decir, espero que os guste.

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Poseidón había jurado no tener más hijos después del conflicto global que los mortales llamaron Segunda Guerra Mundial ya que nació una profecía que dictaba que un hijo de los tres grandes salvaría o destruiría el Olimpo. Esto hizo que su hermano menor, Zeus, hicieran que él junto con su hermano Hades prometieran por el río Estigio que no tendrían más hijos.

A Poseidón no le molestaba la idea, pero había algo dentro de él que se vio afectado, no sabía como definirlo, era como si le quitaran algo muy importante.

El dios del mar pudo mantener la promesa durante muchos años mortales, pero al final encontró una mujer. Esta tenía el pelo negro un poco rizado, piel un tanto bronceada y ojos verdes, el único inconveniente fue que esa mujer estaba casada con un hombre de tez bronceada, pelo negro corto y ojos castaños. Estos dos parecían estar muy unidos, pero el sentimiento que sentía Poseidón era más fuerte.

Este se transformó ese ese hombre y aprovechó un tiempo en el que el hombre la dejó sola para suplantarlo y tener un buen momento a solas con ella. Esto hizo que quedara embarazada, pero cabía la posibilidad de que este fuese el hijo de su marido ya que esa misma noche el hombre repitió lo que había hecho Poseidón anteriormente.

El tiempo fue pasando, Poseidón fue pendiente del embarazo de la mujer, si el hijo que esperaba era suyo debía protegerlo de sus hermanos y de los monstruos.

Cuando llegó el día esperado sucedió algo impensable, un caso de entre veinte mil, tenía la piel excesivamente blanca y sus pequeños ojos tenían un brillo rojo y el poco pelo que tenía en su cabeza era tan blanco como la nieve.

La mujer estaba preocupada por su hijo recién nacido. Pensó que no podría vivir pero tras una breve explicación de un médico con muchos años de experiencia le explicó que el niño sufría una alteración genética que se da por tener genes recesivos por parte de los padres. En otras palabras, su hijo había nacido albino.

También le contó que debía tener cuidado ya que era posible que este tuviese algunas anomalías cuando creciera como problemas visuales o de piel, por lo que tendrían que estar muy al tanto, pero terminó todo con una sonrisa y dijo al final que el niño estaría bien por el momento.

La madre había liberado un gran suspiro de alivio, su hijo estaba bien y eso era lo que le importaba. Pero su marido no dejaba de mirar al niño en el ala de cuidado de recién nacidos.

Ese niño completamente blanco como la leche, pelo como nieve y ojos rojos como la sangre. Ese no podía ser su hijo, le daba igual lo que le dijeran los médicos, ese niño no era suyo, lo sentía en sus entrañas. Su mujer le había engañado.

Tras un tiempo y cuando la mujer recibió el alta y no solo el de ella sino también en el de su hijo, los tres volvieron a vivir juntos. El padre hacía todo lo posible para aguantar a ese niño, pero no podía aguantar los llantos y cada vez se preguntaba por qué tenía que cuidarlo.

Esto hizo que la relación que había entre los dos se fuese hacían cada vez más dura. Discutían cada vez que el niño lloraba. Cada vez que discutían elevaban el tono, pero no alarmaban a nadie ya que era un bloque de pisos de nueva construcción y eran pocos vecinos.

Tras unos meses de convivencia El hombre llegó a su punto de inflexión.

- ¡Por dios, haz callar a ese niñato! - Dijo este con rabia por no poder dormir.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora