Un trozo

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Quizás, es mejor reconocer la derrota antes de iniciar más batallas perdidas. 

Otro caballero en su lugar lo habría dejado estar, respetando el momento agridulce que había sido para los enamorados  despedirse; respetando, también, la salida de su prometida hacia el interior del vestíbulo resguardándose de su persona. Mas no fue así cómo pensó que iban a suceder las cosas. No pensó, impelido por un impulso, de sujetar su muñeca y deteniendo sus pasos. No pensó, en fin, que sus palabras le afectarían. 

No se supo quién se quedó más desconcertado si ella, por haber sido agarrada de repente; o él, que su mirada quedó fija en una lágrima rebelde que se estaba deslizando por su mejilla. Caballero o no, alzó sus dedos para atrapar la lágrima, señal que no estaba siendo fría como aparentaba enfrente de él.

La despedida del enamorado la había afectado. 

Siendo consciente de ello, no le gustó. Así que apartó rápidamente la mano como si la propia gota de agua lo hubiera quemado y deshizo su agarre.

— Discúlpeme.

Antes de dar alguna explicación que incluso para él no estaba entendiendo, entró en la casa, aún con esas sensaciones extrañas y molestas burbujeando en su interior que no había parado de sentir desde que decidió partir hacia Londres. Lamentando una vez más la mala gestión que había hecho. 

El único culpable fue él.

Porque no soy ella (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora