Capítulo 8 (breve)

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No hay peor ciego que el no quiere ver


Ante el escrutinio de su tía, podía entender que ella pensara que se le había ido la cabeza, no precisamente por el dolor que se aquejó anoche, salvándola de un posible encuentro con el marqués. Sin embargo, había sido en balde porque se enteró por Susan que tampoco su hermano había bajado a cenar, cayendo su intención en un saco roto.

- ¿No crees que deberíamos marcharnos, tía? - intentó no sonar impaciente, ni ansiosa, aunque lo estaba -. Hemos estado aquí más del tiempo requerido. Se creerán que somos unas aprovechadas de su amabilidad.

- ¡Ariadne!

- Lo siento, sé que nos quieren como su familia. Aun así, ¿qué más pueden necesitar de nosotras? Ha llegado el marqués que las ayudará; no estarán solas y...

Su tía alzó una mano para que parase su diatriba.

- No me ha dicho Sophie de que nos pudiésemos marchar, Ari.

¿Qué iba a decir si era la anfitriona?

- Aunque es verdad que hemos pasado bastante tiempo sin pisar nuestra casa. Si es que te encuentras incómoda, le diré...

Ahora se sentía mal por empujarla a decir aquello.

- Es cierto que añoro estar en nuestro hogar, pero no quiero ser una molestia.

- Oh, mi niña. No lo eres - Ari apartó la mirada de su tía, no quería descubrir en los ojos de su tía, compasión -. Piensa en tomártelo con calma y no sentirte que lo eres. La próxima temporada irá mejor.

Suspiró y se sentó en la cama.

-  ¿No acordamos de ahorrarnos la siguiente? Implicaría estar de fiesta en fiesta, nuevas invitaciones, un nuevo guardarropa, y pagar más gastos innecesarios.

- Tus padres habrían querido que te casaras, Ari.

Notó en su voz un deje de tristeza. ¡Claro, ella quería cumplir también con ese sueño! No obstante, nadie le había avisado que la primera temporada iba a ser tan decepcionante para ella. Tan... Cabeceó para expulsar pensamientos tristes.

Fue hasta ella y se agachó para coger sus manos nudosas con las suyas.

- Prefiero vivir en la tranquilidad del campo que estar con el ajetreo de la ciudad.

- Ya veremos - palmeó gentilmente como si fuera que, pasado un tiempo, cambiaría de opinion.

Ojalá...

La conversación fue interrumpida y Ari se irguió cuando dieron el paso de una sirvienta.

- Señorita Stinger, la requieren abajo.

¿A mí?

Intercambió una mirada dudosa con su tía, que también estaba desconcertada por esa solicitud.

- ¿Puedo saber para qué se me requiere?

La otra joven compuso un semblante dubitativo que finalmente cedió a dar más detalles.

- Se necesita de su presencia para comenzar con la lectura del testamento.

No pudo estar más sorprendida que en ese momento.

¿Para qué?

- Ve - le apremió su tía -. No les hagas esperar.

Tenía razón. Aun así, buscaba alguna explicación plausible sobre su presencia allí. No encontró ninguna.

- Está bien, voy abajo.

Eso significaba que no se iría tan pronto como había deseado. Significaba, también, que lo iba a ver.

Ya no había más excusas para retrasarlo más.

Porque no soy ella (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora