Diez

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Profesora, vaya a asearse. Yo me encargo de todo—la enfermera, con cara de pocos amigos ante la poca paciencia de Piper, la hizo salir.

Piper no toleraba los germenes, era bastante fobica. Tenía todo una rutina de limpieza, y que le hubiera vomitado los pies la descolocaba. De todas formas entendía que Alex no lo hizo apropósito, y que estaba siendo genuina. La joven le había pedido salir al baño mucho antes del episodio, y si había alguien a quien culpar era a ella misma por haberle prohibido la salida.

—Profesora ¿esta bien? ¿No me diga que usted también se desmayara?—Nicky vio la cara de Piper y no pudo evitarlo. Quería estar preparada por si acaso.

—Todo está bien, gracias...—le aseguró, sentándose a su lado. De pronto la curiosidad se apoderó de ella. Tenía que saber algunas cosas —¿Son amigas ustedes dos verdad?...

—Prácticamente hermanas de otra madre—la ojimiel le sonrio.—Nos conocimos de más pequeñas y nos entendimos enseguida— comentó pensativa. Piper volteó y pudo percibir la preocupación en su semblante.

—Oye, todo estará bien. Probablemente fue un bajón de azúcar. Se compensará, ya veras—le aseguró aunque ni ella sabía del todo lo que había pasado.

Piper se centro en un punto fijo y las imágenes de lo sucedido iban cayendo como fichas delante de ella. La mirada de Alex, aunque débil no dejaba de ser un completo misterio para ella.

Sacudió la cabeza intentando alejar esas ideas. No podía ser que estuviera pensando de aquella manera cuando una alumna se encontraba en la enfermería.

—Deberíamos avisarle a sus padres...

—Solo tiene madre, y hasta donde sé no está nunca en casa... trabaja todo el día—Nicky comentó apenada.

—No importa, no queremos preocuparla solo advertirle así también puede estar más pendiente de su hija—el comentario salio más rudo de lo que intencionada, pero Nicky no dijo nada solo asintió.

—Hazme el favor de ir a Dirección para darle el mensaje a quien corresponda. Yo me quedaré aquí por si necesita algo ¿si?— la ojimiel no muy convencida se encaminó hacia la dirección. Esperaba dar con Dianne y no asustarla mucho aunque supiera que eso sería imposible, ya que la mujer adoraba a Alex y como madre nonqueria que nada malo le sucediera.

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Alex tardó varios minutos en recuperar completamente la conciencia. No se había desmayado pero estuvo cerca, y en ese momento su cuerpo se sentía como si hubiera sido arrollado por un vehículo.

No tenía idea que era lo que le estaba ocurriendo, solo tenía en claro que quería salir de allí urgente, y ocultarse en la seguridad que le brindaba su habitación.

Por el olor a vomito que había en el pequeño cuarto, y dado que su estómago estaba un poco más calmo que antes, podía deducir que el líquido había salido de su propio cuerpo.

Atando cabos entendió que había vomitado sobre los pies de su profesora, Piper, quien había estado parada allí momentos antes. Despues de eso no sabía cómo miraría a los ojos a la persona de la cual estaba secretamente enamorada. Más allá de que fuera un accidente imposible de evitar, se sentía extremadamente avergonzada.

Para colmo, la enfermera había ido a la sala de al lado dejandola sola con sus pensamientos que la mortificaban a cada segundo.

—Hey...—reconoció la voz de inmediato. La reconocería en cualquier lugar. Los bellos de su brazo se erizaron. Levantó la vista para encontrarse con unos bellos ojos azules que la miraban con una mezcla de preocupación.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora