Dear Piper

Cuarenta y dos

—Hola padre...—dijo en un tono desinteresado. Odiaba estar allí, la hacía ver débil. Todo el mundo podría notar que al final del día la tonta nena quería cosas del papi rico. O así lo veía ella.

—Nicole, ¿cuántas veces te he dicho que no vinieras sin anunciarte? Estoy ocupaidisimo ahora...¿Qué quieres?—el hombre ni siquiera fue capaz de saludar a su hija. Solo tenía en su cabeza un objetivo y nadie se podía interponer en el medio.

Nicky apretó los puños con fuerza. Quería decirle un montón de cosas, pero eso complicaría su pedido, la verdadera razón de su presencia. Haciendo caso omiso del maltrato de su padre, se sentó frente a él.
Miró a sus alrededores, en busca de palabras que no fueran improperios, pero le era muy difícil.

El hombre impaciente, al notar que su hija no hablaba se quitó las gafas y bufo—Si vienes a pedir dinero te aviso que tendrás que trabajar por el. Se acabaron los caprichos...—explicó muy seriamente. Nicky rio sarcasticamente, era principalmente por esto que odiaba estar allí.

—Soy tu hija, ¿acaso crees que lo único que espero de ti es tu dinero?—indagó la ojimiel, y por más que quisiera hacer oídos sordos a los comentarios, le dolía que su padre la tratara así.

—¿Qué es lo que quieres Nicole? Estoy en el medio de algo importante... no estoy para tus jueguitos...—volvió a arremeter contra la joven, ni le movió un pelo que tuviera lágrimas en los ojos.

Nicky se levantó de su silla, y camino hacia la puerta, derrotada...—No se ni para que mierda me molesto contigo—expulso un poco del veneno que tenia dentro.

—Ya me has dispersado, ahora más vale que me digas a que viniste hasta aquí—el hombre se paró y se apoyo donde había estado ella momentos antes.—Nunca vienes a visitar a tu pobre padre, solamente cuando quieres algo.¿Cómo crees que me siento al respecto hija?—habló con un tono más calmo intentando dar lastima pero eso no significaba nada para la joven.

—Ay pobrecito... pero no te preocupes padre que con un viaje a Europa se te pasa todo—volteó y se cruzo brazos enfrentandolo.

—Nicky, podemos estar así todo el día—esclarecio. La ojimiel suspiro y bajó la guardia por un segundo pero no se acercó.

—Quiero que le des trabajo a una conocida... eso quiero—informo. El hombre la miró desconcertado por un segundo hasta que comenzó a reir.

—¿Quien te crees que soy, Nicole? Y ¿por qué debería de hacerte caso? Si lo único que haces es traerme dolores de cabeza— era el turno del hombre de cruzarse los brazos.

—Haz esto por mi y te prometo que no te molesto con nada más—afirmó determinante, acercándose un poco hasta el hombre. Su padre la contempló con los ojos entrecerrados.

—Vamos a hacer una cosa, yo le doy a trabajo a quien tu quieras, pero si esto sale mal... la que terminara trabajando aquí serás tu—la desafío. Nicky trago en seco, no le gustaba ni un poquito la idea, pero quería ayudar a Dianne.

—Trato—finalizó Nicky, sacudiendo con fuerza la mano de su padre. Luego se fue sin decir más nada. Tendría mucho en que pensar en el viaje de vuelta.

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Luego de un viaje no muy extenso, se estacionaron frente a un edificio de apariencia moderno. Piper bajó del vehiculo sin decir una palabra, y Alex, algo extrañada, la siguió.

—¿Se puede saber dónde estamos? Estoy perdida Pipes...—indagó sin poder quitar su vista del frente. El lugar se veía increíble, pero no le daba la información que necesitaba saber.

—Estamos ante mi posible, casi seguro, nuevo apartamento...—comentó con una enorme sonrisa. Alex levantó las cejas y abrió la boca completamente sorprendida—¿Yo no te he contado toda la historia verdad?—frunció los labios. Alex negó con la cabeza.