Treinta y seis

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Querida Alex

Detesto no poder encontrar mi voz cuando se trata de algo tan delicado como nuestra situación. Me encantaría poder estar diciéndote estas palabras en persona cada día de mi vida pero no se cómo.

Desde la vez que nuestras vidas se cruzaron que me pregunto cada día de qué manera he podido vivir sin ti estos últimos años. Cada segundo que lo pienso, mis sentimientos por ti se hacen más grandes y verdaderos.

Quiero que sepas que, a pesar de la distancia, estarás presente en mi cuerpo y en mi mente. Este amor que siento, es a la vez potente y nuevo para mi. Jamás me he sentido así por nadie, y me asusta un poco. Tengo que admitirlo, Al. Me atemoriza porque es algo tan fuerte que no se cómo controlarlo.

Te amo, Alex. Lamento no haber podido decirlo antes. Me arrepiento de haber sido tan cobarde al punto que tengas que leer estas palabras en lugar de escucharlas salir de mis labios. Lo siento mucho.

Siento no poder haber aprovechado el tiempo junto a ti. Siento no haberme dado cuenta antes de lo importante que eres en mi vida. Lamento haber sido tan ciega de no poder ver la verdad antes.

Te amo, hoy y siempre Alex. Y espero poder cruzarme contigo pronto para poder demostrarte esto que me esta comiendo viva.

Si estas leyendo esto, probablemente ya no estamos cerca. Tú estarás viajando rumbo a otra ciudad, una nueva vida llena de retos y emociones.  No sabes que contenta me pone que otros puedan ver tu talento y aprovecharlo más que aquí.

En fin, espero que estas carta te encuentre bien y entiendas que hay alguien en este mundo que te ama y siempre querrá lo mejor para ti.

Mis mejores deseos Al, para ti y Dianne.

Te amo, Piper.

Hacía un rato que Alex leía aquella carta con lágrimas en los ojos.

¿Por qué no había dicho nada? ¿Por qué no le hizo saber que sus sentimientos eran mutuos? La joven no lo entendía, y quería salir corriendo de allí en busca de respuestas. Quería correr de vuelta al apartamento de Lorna para que la rubia le dijera algo en persona porque así no podía.

Alex necesitaba saber que todo era verdad, que Piper realmente sentía sus palabras, que sus sentimientos eran reales. Quería verla a los ojos y abrazarla, sentirla junto a su cuerpo para no soltarla más. Pero no había tiempo.

Se suponía que tenía que subir a un avión, para volar a varios kilómetros de distancia y tragarse esa verdad. Piper le estaba pidiendo demasiado, y no consideraba que estuviera siendo justa. Era tanto lo que sentía que en ningún momento se puso a pensar de qué manera se estaria sintiendo la otra en ese momento al saber que ella se iría.

Estaba tan cegada con sus propias emociones que no se dio cuenta que hacía más de media hora que permanecía sentada en la entrada de su casa sin poder cruzar el umbral de la puerta.

Flashback

El clímax de Piper la azotó con fuerza, nada podía compararse con lo que la mujer estaba viviendo. Se podía notar el amor que la joven sentía por ella en cada caricia. Incluso hasta en el final, Alex, estaba volcando su corazón.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora