Veintidos

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Zelda (11:23 pm)
Pipes.. donde estas?

Zelda (11:43 pm)
Piper, contesta por favor

5 llamadas perdidas

El movil de la rubia vibraba sin cesar dentro de su cartera, aunque atenderlo estaba último en la lista de prioridades. Imposible prestarle atención a un aparato cuando se sentía así de bien después de un día miserable.

Ante lo esquiva que Alex se había comportado con ella, ignorandola casi toda la semana, lo último que Piper esperaba era terminar de aquella manera: contra la pared de un bar, siendo sostenida por la misma joven, quien exploraba su boca con entusiasmo.

La rubia sintió como Alex había adoptado una actitud un poco más salvaje -si se quería- en comparación con las otras dos veces que habían estado en una situación similar. La joven parecía no tener control de lo que hacía y eso a Piper la excitaba con demasía. Podía sentir manos explorando por todo su cuerpo, y haciendo que la temperatura aumentará y que la ropa comenzará a sobrar.

No quería parar bajo ningún punto de vista pero sabía que primero tenia que comprobar si estaban en la misma página. No deseaba terminar igual que la última vez. Entonces al primer momento en el que pudo respirar, habló contra su voluntad.

-Alex...- apoyo una mano sobre su pecho, y al sentir el latido del corazón de la otra se sorprendió.

La pelinegra persiguió su boca, y luego se escondió en su cuello, el olor a rosas invadiendo sus pulmones.

-Al..Alex-Piper la tomó de la cabeza para que la mirara...-Hey.. ¿Estás bien?-un dejo de preocupación aparecía en su voz.

-Si...-respondió la otra agitada, intentando recuperar el aliento.

-No tienes idea de las ganas que tengo de avanzar... pero necesito asegurarme de que estamos en la misma página...-confesó, en parte avergonzada por sus palabras.

Alex la miró a los ojos intensamente y se lamio los labios. Si bien no tenía experiencia, tampoco era de piedra. La pasión con que compartían los besos que se daban había comenzado a generar algo en ella que nunca antes experimento.

-Yo.. quiero...-dijo, su corazón latía como si se le fuera a salir. Estaba a punto de dejar ir parte de lo que tenía metido dentro del pecho. Sin embargo, algo detrás de la rubia llamó su atención y su semblante cambió por completo.-Disculpa.. esa no es...- no terminó de hablar que Piper volteó rápidamente para comprobar lo que Alex le decía.

La sorpresa que se llevó Piper al toparse con la mirada confundida de Zelda no tenía precio. Prontamente soltó a Alex y se acercó a su novia. La pelinegra, una vez más, estaba siendo testigo de algo que no quería.

Por segunda vez, el universo se encargaba de mostrarle que para ella no había nada. Que no estaba disponible la felicidad, y solo la miseria era su destino. Sus ojos se nublaron rápidamente, y se alejó de Piper.

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-¿Zel? ¿Qué haces aquí?...-su pulso se aceleró al extremo. Se sentía sucio, y se preguntaba cuanto de la escena con Alex había visto, esperaba que no todo porque estaría en problemas.

-¿Quién es esa, Piper?-la castaña se cruzó de brazos.

-Una... conocida. Que se sentía mal y la estaba ayudando...- intentó sonar creible, pero era complicado. La situación se contaba por sí sola.

-No me mientas Piper, no lo merezco-Zelda sonaba ofendida, y Piper tuvo que morderse la lengua para no reír. No podía ser cierto lo que terminaba de decir la otra. ¿Qué no se merecía la mentira después de haber pasado meses haciendo lo mismo con ella?

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora