Doce

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Piper (8.35 pm)
Lor, me vas a disculpar pero surgió algo... llegare un poco más tarde...

Piper le envio un mensaje a su amiga y esperó, escondida. Resulta ser que había salido de casa pero la curiosidad pudo más que cualquier cosa y se terminó quedando en un rincón en la entrada para ver que hacia Zelda en su ausencia.Pocos minutos después de haber salido, la vio subirse a la bicicleta que casi nunca usaba y marcharse.

La rubia sintió que era hora de saber la verdad, y si la castaña no hablaba, ella vería con sus propios ojos lo que le ocultaba. Se subió al vehículo y comenzo a seguirla a una distancia prudente, no quería ser descubierta antes de poder saber qué estaba pasando. Por empezar el camino que Zelda tomó ya le resultaba extraño; si bien el restaurante quedaba en esa dirección, la castaña había manifestado miles de veces antes que tomar ese camino la hacía llegar más tarde.

De todas formas, no era tan grave, simplemente diferente. El resto del viaje continuo sin mayores problemas, ella condujo sin prisa, varios metros por detrás de Zelda y finalmente estaciono frente a una puerta que no conocía.

Parecía una tienda donde había otros vehículos estacionados. La vio entrar y salir muy rápidamente del lugar para luego volver a subirse a la bicicleta y comenzar a pedalear.

Piper la siguió por unos minutos más hasta que Zelda dejó la bicicleta en el estacionamiento del restaurante y entró. La rubia al verla quedó un poco confundida y aliviada al mismo tiempo, creyó que se encontraría con algo mucho peor. Se había  hecho todo una película en su cabeza de que la sorprendería con otra mujer en una situación comprometedora. La castaña al parecer solo había ido al trabajo, y aunque no dejara de parecerle rara la forma y el camino que tomó, llegó a destino y estaba donde se suponia debia estar.

Finalmente, dado que no había nasa más por ver, volvio a encender el motor para poder irse, ya que tenía que encontrarse con su amiga. Pero no todo era lo que parecia porque antes de que pudiera abandonar el lugar,  Zelda salió con un paquete en la mano y se subió a la bicicleta una vez más.

Piper quedó inmóvil por un momento, su cabeza no terminaba de procesar la realidad, y empezó a sudar de los nervios. Existía algo que estaba más que claro sobre las funciones que tenía a cargo Zelda, una vez que ingresaba a la cocina ya no podía moverse bajo ningún punto; por ende que estuviera yéndose le preocupaba.

Lorna (8:45 pm)
Todo bien? No me hagas preocupar

Piper (8:49pm)
No prometo nada

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—¿Estás viendo a alguien?—la peliengra suspiro agotada. Lauren no parado con el interrogatorio desde que la vio.

—Oye pero ¿por qué no hablamos de ti?..no me has contado nada— hacerla hablar la hacía concentrarse en otra cosa. La otra sonrió de lado y comenzó a hablar, en ese momento Alex dejó de prestar atención y se concentro en lo que hacía.

Poco a poco fueron llegando las personas, estaba segura que eran de su propio curso pero no conocía a nadie ni tampoco le importaba hacerlo. Muchos creían que ella era una rara que solo disfrutaba estudiar, y hablaban mal a su espalda. Ninguno de los invitados merecía estar allí.

No entendia bien el motivo aunque era la fiesta de su mejor amiga y no podía hacer nada contra ello. Terminó de acomodar las bebidas, de repartir algunos vasos y platos por la casa, y luego busco alguna forma de escapar de Lauren.

Al parecer no existía nada en ese instante que le interesara más a la otra que ella misma, la joven no dejaba su lado bajo ningún termino. Eso hasta que la música se hizo un poco más fuerte y la gente comenzó a gritar.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora