Cincuenta y tres

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Apenas y era el primer momento que tenía para salir de la oficina en busca de café. Le dolía la cabeza y solo estaba a la mitad de la jornada laboral, aún le quedaban horas por delante. Se levantó del escritorio, desganada, para entrar en la sala de receso al mismo tiempo que alguien intentaba salir por lo que la chocaron, y el café que la otra persona traía en la mano se derramó en su ropa limpia.

-¡Fíjate por donde vas, inútil!-respondió una mujer mayor que ella, sin ningún tipo de modales. Dianne respiró hondo e hizo caso omiso al agravio, no estaba en posicion de hacerse de enemigos dentro de la oficina. S3 apresuro a buscar algo para para limpiar el desastre antes de que alguien se tropezara. Al agacharse escucho risas proviniendo de detrás suyo.

La mujer que la había ensuciado estaba junto a otras dos, todas miraban en su direccion y portaban sonrisas burlonas en el rostro...-La primera vez que hace algo conoce bien-..comentó en voz alta una de ellas haciendo reír más fuerte al resto.

Derecho de piso le decían, siempre vigente, y nunca una etapa amable para el ser humano que le tocaba atravesarla. Sin embargo Dianne era una mujer fuerte, y unas empleaduchas con ganas de molestar no serían mayor problema.

El café que tanto deseaba quedó de lado, ya que el tiempo corria y tenia trabajo por delante. Perdio varios minutos al tener que quitarse la camisa blanca manchada, y su look quedó incompleto. Vestida de aquella forma, y con ojeras, planeaba evitar a Ezra lo más que pudiera. Aunque el destino tenía otros planes.

-Hey, te estaba buscando para ir a almorzar. Estoy hambriento- el hombre aparecio de repente frente a su escritorio con esa sonrisa que le fascinaba. Dianne se sonrojo levemente antes de notar como las otras tres, que aún hablaban en código, estaban viendo la escena.

-Por supuesto que acepto la invitación-dijo aprovechando la oportunidad, no solo de tomarles el pelo a las otras sino que de acercarse a él. El hombre levantó las cejas algo sorprendido con la cercania pero no omitió sonido.

-Pues entonces vayamos-Dianne asintió, entrecruzando su brazo con el de Ezra, y pasaron caminando por el costado de las mujeres. Sin que el hombre se percatara, les guiño un ojo, dejándolas completamente furiosas.

Dentro del elevador, Ezra se apoyo contra la pared justo al lado de Dianne, quien se hacía la distraída observando a cualquier lado menos hacia su dirección -¿Has conseguido hablar con mis hijas? ya sabes para almorzar todos juntos-indagó con la excusa de coquetear con ella.

-Si, pero solo una ha respondido. Lamentablemente Karen ha dicho que no podra viajar hasta aquí ahora-le hizo una mueca, apenada con la situación.

A la mujer le había resultado impensado el hecho de que Ezra tuviera una mala relación una de sus hijas, hasta que tuvo que cruzar palabras por teléfono con ella. De inmediato pudo dilucidar que la mujer era un hueso duro de roer, de carácter fuerte y sin animos al oír lo que tenía que pedirle de parte de su padre. A duras penas había aceptado reunirse con él, pero algo le anticipaba a Dianne que sería una cena más que incomoda.

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Cerraba los ojos y se imaginaba los labios de Nicky sobre los suyos, acariciando, sanando heridas, pero por sobretodo provocando. Aquel beso dado la había afectado a tal punto que temía lo que podía pasar si hubiera seguido.

Si bien tenía conocimiento por Piper y la situación similiar que transitaba, le resultaba extraño que le sucediera tal cosa a ella con una persona menor. No recordaba haber cruzado palabra alguna con la joven antes del primer encuentro en el bar, y gracias a ese beso que se dieron no podía pensar en otra cosa.

Y luego había alguien más, alguien que le estuvo haciendo compañía intencionalmente todo el último tiempo. Una mujer con la que había ganado la confianza suficiente para confesarle cosas que no no hablaba con nadie mas. Una mujer que conocio por internet, de casualidad. Esta persona parecía tener un aire de misterio que la envolvia y a la vez aparentaba ser transparente al punto de poderla leer como a un libro abierto.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora