Dear Piper

Catorce

La sensibilidad de su cuerpo estaba al máximo cuando cerró los ojos, juraba que si se quedaba lo suficientemente quieta y en paz, todavía podía sentir los labios de Piper sobre los suyos, acariciando, jugando... besando.

Alex se había recostado en la cama después de una noche llena de acción, definitivamente el cumpleaños de su mejor amiga logro ser todo un acontecimiento.

Si alguien le decía que esa noche pasaría algo que ella deseaba desde que tenía uso de razón, probablemente no le hubiese creído. La joven no comprendía aún la magnitud de lo que había sucedido con Piper, pero presentía que no le podía decir a nadie al respecto. Ni siquiera a Nicky, por más amigas que fueran. La realidad era una sola, si el colegio se enteraba de lo sucedido ambas estarían en problemas, y más Alex porque aún no habia cumplido la mayoría de dad.

Por un momento, intento dejar la conciencia y los malos pensamientos de lado, y se propuso disfrutar. Después de todo, la mujer de sus sueños la había besado y no era poca cosa sino que todo lo contrario. Ella, que pasó tanto tiempo en las sombras admirado a la otra desde lejos, y por primera vez, Piper, la traía del lado de la luz, donde pertenecía realmente.

Con una sonrisa en el rostro como pocas veces apago su móvil, y sin quitarse siquira la ropa que aún estaba húmeda se volteó quedando de espaldas a la puerta. En cuestión de segundos se durmió en la tranquilidad de la noche.

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—¿Pero Piper, estás segura? Creí que eran almas gemelas... o algo así—Lorna extrañamente la miraba preocupada. Piper bien sabía que Zelda no era del agrado de su amiga, y creyó que la apoyaría al cien por ciento con la decisión.

—No.. si... ¡ay no se! Lorna no me hagas dudar por favor, es difícil para mi esto. Creo que será lo mejor... para ambas. Distanciarnos un tiempo, necesito aclarar mi cabeza—Piper le dio un largo sorbo a su trago tomándose con el fondo rápidamente.

Se sentía bien decir lo que le pasaba en voz alta por una vez. Suspiró un pizca más aliviada, y mirando al barman servir tragos su mente fue justo al momento que la había llevado a tomar aquella decisión. 

Flashback

Lo primero que había notado era el leve aliento a alcohol que la otra traía encima. No era lo mejor a la hora de besar pero quedaba en segundo plano ya que sus labios eran suaves y deliciosos. No recordaba haber besado a alguien y querer pasar horas así.

Puso una mano en su mejilla para mantenerla en el lugar, y sintió un leve temblor. Piper no tenía idea lo que lograba provocar en Alex. Los besos que compartieron fueron tímidos por un momento, solamente rozando su labios. La rubia tenía miedo de avanzar más, necesitaba el consentimiento de Alex por lo que se separó brevemente para mirarla a los ojos.

No existía manera de describir la expresión de Alex más que de pura lujuria, y eso la hizo aumentar la temperatura de su propio cuerpo. El consentimiento que buscaba pronto lo obtuvo cuando Alex fue la que se acercó buscando su boca. Piper se sintió aliviada, y sonrió. Rápidamente la situación se volvió más intensa, los labios de Alex trabajaban lentamente sobre los suyos, haciendo que todo fuera más apasionado.

Piper, evidentemente con más experiencia pidió acceso a su boca presionando la lengua contra los labios de la pelinegra quien accedió velozmente. No podía explicar lo que estaba sintiendo, era todo mucho y al mismo tiempo no era suficiente.

De golpe se soprendio cuando sintió dos menos apoyándose sobre su cintura, hasta el momento ella misma era quien había llevado el control de la situación. Entonces sus manos con mayor libertad fueron directo a tomar el rostro de Alex y profundizar el beso.