Tuvo pesadillas toda la noche, y amaneció con el cuerpo completamente transpirado y dolorido.
—Alex, amor... ven a desayunar que llegarás tarde a clases—escuchó la voz de su madre desde la cocina pero no tuvo fuerzas para abrir los ojos, por lo que ermaneció acostada hasta que la mujer mayor se apersono en su habitación.
—Alex ya son las siete de la mañana, tienes que levantarte—la mujer se sentó a su lado y la pelinegra gruño. Dianne sonrió ante la actitud infantil de su hija.
—Vamos Al, ya no eres una niña pequeña. Tienes una única obligación y es ir a la escuela—su voz era amable a pesar de que de vez en cuando su hija le hacía tales escenas.
—No quiero, ma—respondió sobre la almohada, no quería salir de la cama bajo ningún punto de vista.
—¡Alexandra Vause tienes que levantarte ya! No lo volveré a repetir —exclamó Dianne ciertamente molesta, y le dio un pequeño golpe en el brazo. En seguida recibió un quejido en respuesta.
Alex volteó a ver su mamá con una mueca de dolor. La mujer casi grita al verle el semblante a su hija. Rápidamente poso una mano sobre su frente y lo supo.
—¡Pero Alex estas volando de fiebre! Ya mismo te traeré algo para bajarla—dijo camino a la cocina.
La pelinegra suspiro cansada y volvió a cerrar los ojos. Hacía tiempo que no se sentía así de mal, todo en su cuerpo dolía. Momentos mas tarde escucho unos pasos acelerados volver hacia su cuarto.
—Mi amor, te dejo esto aquí. Ya avise a la escuela que no iras. Iba a quedarme contigo pero mi jefe me aviso que hay una urgencia lo siento— Alex realmente no podía moverse y mucho menos hablar. Estaba más que acostumbrada a aquello.
A Dianne se le nubló la vista, realmente quería estar con su hija en un momento así y le dolía que Alex no emitiera sonido al respecto. Hubiese preferido un reproche antes que aquel silencio, porque a veces la falta de palabras dolía más que cualquier cosa. Sin más, besó la frente de su hija y se fue de la casa.
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Piper intentó por todos los medios cambiar de actitud y empezar la mañana bien, por que la noche de anterior había sido la peor en meses.
Ese día tenía que dictar clases en su escuela favorita, y eso quería decir que volvería a ver a aquella peculiar alumna que la había cautivado con su voz y su forma de leer. Debía enfocarse en aquello como supo hacer la primera vez, ya que volvería a encontrarse con Alex en el aula y podría disfrutar de ese momento.
Se apresuró a dejar la casa esa mañana, no le importa desayunar y ni siquiera se maquillo. Todo lo haría en su vehículo camino al trabajo. No quería cruzarse con su novia, y hablar con ella estaba último en su lista de prioridades.
Procuró llegar temprano para tener tiempo de comer algo y de dejar todo preparado para empezar con la clase. Cuando entró a la sale de profesores no había nadie, por lo que se apresuró a preparar el café y comer algo antes de que llegara más gente.
Cuando estaba por salir se topó con Lorna que la inspeccionó con la mirada.—¿Y ahora, que pasó?— la rubia se tenso bajo sus ojos.
—Todo está bien—mintio—Anoche me desvele preparando la clase, eso es todo. Por cierto, muy linda blusa—cambio de tema antes de que Lorna siguiera con el interrogatorio.
—Gracias Piper. Regalo de Arthur— se sonrojo con sus propias palabras. Piper sonrió sinceramente, sabía que hacerle cumplidos funcionaba todas las veces que necesitaba obviar detalles de su vida privada.
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Dear Piper
FanfictionAlex esta enamorada de su profesora de literatura desde que la vio por primera vez... ¿Será capaz de confesar su amor? Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Jenji Kohan y a Netflix. Marco contenido adulto porque probablemente más adelante lo se...