Dear Piper

Cincuenta y siete

Era la primera vez en mucho tiempo que no tenía que levantarse temprano, ni estaba obligada a cumplir con un horario. Ambas escuelas en las que daba clases estaban al tanto de su situación y le habían dado el día para preparar todo para su viaje.

A pesar del estado actual de las cosas, y de su relación amorosa, se despertó animada. Había mucho por lo que esperar del futuro, el curso que planeaba hacer le daría nuevas herramientas para la enseñanza, y las pensaba implementar en los próximos grados a cargo. Piper estaba feliz, incluso cuando existian obstáculos en su camino.

Gran parte de la mañana la paso limpiando y acomodando sus cosas, incluso cuando no traía mucho equipaje, ya que la reciente mudanza la había dejado bastante desprovista de cosas materiales. La rubia estaba tan concentrada en los quehaceres de la casa que nunca presto atención a su móvil. El aparato estuvo aonado algunas veces, y de la única manera que se percató que la buscaban fue cuando el timbre sonó.

-¡Piper te estuve buscando todo el día! ¿Qué haces aquí y por qué no estás dando clases?-su amiga entró de golpe, interrumpiendo su quietud. Si Piper tenía que comparar a la mujer que había visto hacía unos días con la que permanecía en el sofá, lo más seguro era pensar que eran dos personas distintas.

-Morello te ves radiante-comentó con una sonrisa, esquivando las preguntas de su amiga. La castaña enseguida se sonrojo, bajando la mirada-¿qué sucedió?-de pronto la curiosidad la invadía y necesitaba la información para evitar hablar de lo suyo.

-Ya sabes..Nicky...-solo basto esa palabra para que Piper se abalanzara hacia ella, abrazándola.

-¡Lo sabía!- le hacía bien saber que su amiga al final se sentía apreciada por alguien más-no sabes que contenta me pone, Lor. Te felicito-la apretó más fuerte.

-Gracias, Chapman... pero no me has dicho nada. Te esperé en el receso para... hablar. Ayer me pediste ¿Recuerdas?-el semblante de la castaña se torno serio al igual que la rubia.

-Si pero... ya no importa. Todo está bien-intento hablar sin que las lagrimas se asomaran en sus ojos pero le costaba mantenerse neutral.

-No te creo...¿Qué sucede?-la mujer miró a su alrededor y noto la ausencia de cosas por todos lados..-Oye ¿Qué esta pasando aquí? ¿Por qué empacas?-la miro con los ojos entrecerrados.

-Me voy a hacer un curso-anunció. Era obvio que era difícil para Piper hablar. La castaña la quedo viendo sin entender del todo.

-¿Qué? No, Piper. Tú no te vas a ningún lado. De ninguna manera...-dijo la otra, en seguida dejando ver su emoción. La rubia tampoco pudo esconder las lágrimas y permitio que siguieran su curso.

-Volveré pronto, ya verás-manifesto con todas sus fuerzas, esas palabras eran más para ella que para su amiga.

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Se sentó en primera fila esperando verla, ansiaba ver sus ojos y comprobar que estuviera bien, pero a medida que los minutos pasaban y ella no llegaba, comenzó a sentirse rara.

-Buenos días, disculpen la demora-un hombre al que jamás había visto antes se paró frente a la clase...-Tengo entendido que con la profesora Chapman estaban leyendo La letra Escarlata-comentó con media sonrisa. Todos asintieron menos Alex-¿alguien puede decirme en qué página quedaron?-preguntó esperanzado.

-Disculpe, ¿que pasó con la profesora?-sus labios se adelantaron y antes de que pudiera evitarlo, indagó al hombre de manera brusca, pero el otro ni se inmutó.

-Lo siento, no es información que tenga, y si fuera así tampoco podría compartirla con ustedes-el hombre se encogió de hombros. La clase continúo como si nada, sin importar el hecho de que Piper no estuviera allí.