Diecisiete

235 47 4
                                    

Querida Piper

¿En que lío me he metido? Jamás creí que esto que siento podría llegar tan lejos. Besar tus labios era parte de mis sueños, parte de algo inalcanzable que habitaba mi mente y me llenaba el alma.

Y cuando un día sucedió, no creí que en mi corazón hubiera lugar, pero al parecer estaba equivocada. Te juro que no puedo pensar en otra cosa, cierro los ojos y te veo cerca mio. Puedo sentirte, y deseo más que nunca volver a ese momento. Hubiera querido que nunca se terminara y quedarme en tus labios para siempre.

Si algún día llegarás a leer esta carta, entiende que ya no vislumbro la posibilidad de no volver a probar tus labios. Me he vuelto adicta a ellos, y no creo que exista algo que me ayude a controlarme.

Alex.

¿Cómo había llegado a escribir semejante cosa? No lo entendía.

Volvió a leer unas cuantas veces sus palabras y no pudo detener la fuerza con la que las lágrimas caían sobre sus mejillas. Aquello había sido escrito un día después de haber besado a la rubia, y en ese momento ya no estaba de acuerdo con lo que su cuaderno le dejaba leer. Alex sentía que esas palabras ya no eran propias, ni se correspondían con sus sentimientos actuales.

Quizas hablaba desde el dolor, pero Piper no merecía que ella fuera tan considerada, ni mucho menos merecía jugar con su tiempo. ¿Acaso no le bastó la escenita en el salón? ¿De nada sirvió haber sido testigo en carne propia de que su profesora estaba con alguien más? A veces creía que el sufrimiento era su destino porque por más que intentara salir a flote siempre se volvía a hundir.

No valía la pena torturarse de aquella manera, se lo había dicho su madre al verla tan mal. Por supuesto que Dianne no sabía el porqué de su mal estado, y ella no lo confesaria tan libremente. Pero sus palabras la aliviaron lo mínimo como para tomar distancia e intentar ver desde otro punto.

Por ese motivo decidió que no volvería a suceder nada entre ellas, primero porque estaba mal y no podían; y segundo porque sentia que no valía la pena. Piper con muy poco le había demostrado que no le interesaba nada de ella y lo de la fiesta había sido un claro error de su parte.

------------------

Flashback

Las indicaciones de Piper habían sido precisas. La persona que terminara el examen antes de la hora, tenía que dejar la hoja en su escritorio y tendría el resto de la clase libre.

Quedaban escasos quince minutos y Alex estaba terminando de escribir la última de las preguntas. No habían sido muchas, solo cuatro pero que solicitaban una gran justificación.

Sin embargo para Alex no presentó dificultad, estaba acostumbrada a ese ritmo y ese nivel de presión que se sentía en su salsa.

Lauren había estado todo el tiempo tratando de copiarse de ella, ya que al haberse incorporado ese mismo día no había tenido la oportunidad de leer el libro. De igual manera, no hubiese hecho la diferencia si arrancaba el año allí, la joven no estaba interesada en esa asignatura en particular.

-Vause...¿ya terminaste?-escuchó venir del lado derecho del salón. Claramente su amiga se había tenido que sentar en otro lado, y a ella tampoco le hacía gracia la situación. La pelinegra levantó un pulgar arriba, ya que no quería hablar para no meterse en más problemas. Finalmente se levantó de su asiento provocando una queja por parte de su compañera de pupitre, y por dentro fue feliz por instante.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora