Veintinueve

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Hola!

Disculpen pero soy malisima para escribir este tipo de escenas. Sinceramente espero que lo disfruten y gracias por haber llegado hasta aquí.

Les mando un saludo 💕

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Piper se dio cuenta que estaba en serios problemas.

La primera vez que lo noto fue cuando cayó junto a Alex sobre la cama.

La espalda de la rubia golpeó contra el colchón y no abrió los ojos hasta que sintió la boca de Alex conectar directo con su cuello. El aliento caliente y los besos de la pelinegra sobre su piel sensible comenzaron a engendrar algo en lo más profundo de su ser. Todo parecía transcurrir en cámara lenta y la mujer perjuraba que su cuerpo había adquirido la capacidad de sentir hasta el más mínimo roze con intensidad.

En ningún momento soltó a Alex, no fue capaz de dejarla escapar de su agarre. Todos los movimientos que la joven lograba hacer eran realentizados por sus manos sujetas a la cintura de la otra. Era como si Piper necesitara estar consciente de lo que sucedía, y a la vez, cierto temor no la dejarba soltarse por completo y caer al vacío.

Alex, por su parte, no sabía bien lo que hacía por lo que los sonidos favorables que lograba arrancar de la otra mujer eran su guía. La falta de experiencia sin embargo no presentaba un obstaculo, porque lo que sentía en ese momento la empujaba cada vez más lejos, como si conociera de memoria la meta final.

Visto desde afuera resultaba fácil que dudas había, pero la joven no se detuvo ni un segundo a pensar lo que estaba por suceder. Siguió adelante, instinto puro.

En parte la verdad era que le daba ansiedad despertarse y encontrarse con otra realidad, porque realmente parecía un sueño lo que estaba viviendo: Piper en su cuarto, recostada sobre su cama y disfrutando de sus caricias. Eso era algo que siempre existió en otro plano, y allí era donde pensaba quedarse fuera o no real.

Piper estaba haciendo fuerzas por contener su instinto salvaje, necesitaba ir más allá de los límites posibles con Alex. Sin embargo estaba contenida, sujeta a la otra que la mantenía en la superficie mientras todo a su alrededor se volvía más denso con el paso de los minutos.

De a poco, la rubia comenzó por hacer presión sobre la espalda baja de Alex para que unieran sus caderas, pero la fricción no era suficiente. Había mucha ropa de por medio que impedía el contacto directo, y eso era justo lo que quería. Aunque primero tenía asegurarse que la pelinegra no se echaría atrás porque no sabía si podría resistirlo.

-Alex ¿Estás bien?-se animo a romper el intenso silencio en el que estaban sumergido, incluso corriendo el riesgo de romper con la atmósfera.

La joven que había permanecido casi escondida en su cuello, levantó su mirada para clavarla en el azul de sus ojos. La vista de Alex no parecía mostrar duda alguna, su respiración agitada y la forma en la que se sostenía con las manos a cada lado de su cabeza demostraban otra cosa.

-Si...- susurró delicadamente aunque su postura gritaba todo menos dulzura. Piper asintió regalándole una sonrisa tímida y con su mano acomodó un mechón de cabello que caía detrás de la oreja. La pelinegra recosto su rostro sobre la palma de su mano, cerreando sus ojos.

Hábilmente su mano desabrochar algunos botones que cubrían el torso de Alex y con ambas manos quito la prenda, dejandola solo en sostén. El negro de la tela contrastaba con su blanca piel y su boca se hacía agua.

Piper se lamio los labios y atrajo a Alex una vez más sobre su cuerpo, besándola en los labios, y en seguida con su lengua profundizó la caricia. Eran pequeñas y cuidadosas las señales que intentaba darle a la otra de que quería más.

Dear PiperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora