Capítulo 43

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- ¿Ya te sientes mejor? - Me preguntó Bárbara, y con ayuda de Jose Miguel me sentó en la cama.

Asentí con la cabeza. De verdad, ya me sentía un poco mejor.

- Sí... Gracias..

- Dios mío, no entiendo absolutamente nada. - Agregó él mirándome, y luego viéndola a ella. - Estoy confundido.. Son iguales..

Vi como Jose Miguel se llevaba las manos a la cabeza y abría los ojos sin dar crédito a lo que veía. Su reacción me causó un poco de gracia, y sonreí.

Ella seguía seria.

- Estoy soñando bonita... - Dijo viéndome sonreír, y mirando a Bárbara. - Son como dos bonitas..

Volví a sonreír débil, me daba mucha gracias el verlo tan sorprendido, y hasta fascinado. Miré a Bárbara, quien estaba callada y seria mirando por la ventana.

- Bárbara... ¿Alguien más te vio? - Pregunté.

- No, no.. Sólo algunos trabajadores afuera. - Dijo y con cierta timidez se acercó a mí, fruncí el ceño viendo como ponía su mano sobre mi cuello. - Estás más fresca.

Si no lo estuviera viendo y viviendo podría jurar que era imposible, una mujer que a la vista se veía tan soberbia, tirana, y hasta malvada.. Ahora se comportaba así conmigo.

Parecía toda una mentira, aunque bueno... Yo también lo haría con ella.

- ¿Cómo supo que era la tensión? - Jose Miguel la miró, y me di cuenta que él se sentía intimidado por ella, a pesar de que tuviera mi mismo rostro.

- A mi me ha sucedido algunas veces. - Respondió ella empezando a caminar por la habitación. - A veces los efectos secundarios de los tranquilizantes bajan la tensión.

- ¿Por qué lo dices? - Pregunté.

- Sólo lo sé. - Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, y la identifiqué con algo no muy positivo. Pero ignoré eso.

- De verdad que son idénticas. - De nuevo Jose Miguel nos miraba.

- Si ya sé.. - Dije. - Creo que ya nos acostumbramos a compartir la cara.

Bárbara sonrió y asintió lentamente. Realmente llevaba muy poco tiempo conociéndola y me parecía increíble lo temperamental que podía llegar a ser, era demasiado reservada, y a veces hasta me daba una muy mala vibra. Pero en los momentos en los que llegaba a interactuar conmigo, la veía y sentía más relajada.

Es como si conmigo pudiera sentirse tranquila. Y no la culpo, yo con ella me sentía igual.

Jose Miguel se quedó observándonos de nuevo, seguro todo esto le había volado la cabeza. Me gustaría saber que pensaba en ese momento, que impresión le había dado Bárbara, ¿Qué imaginó al verla?

- ¿Qué tanto nos miras? - Escuché como ella le preguntó con fastidio, y me causó mucha gracia. Era claro que Bárbara tenía el genio volátil igual que yo.

Él al fin reaccionó y abrió bien los ojos, negando con la cabeza.

- Yo creo.. que mejor me voy bonita... - Dijo mirándome y señalando la puerta. Bárbara seguía mirándolo con aburrimiento.

- Está bien... Descansa un poco, has estado toda la noche aquí. - Le respondí tratando de sonar cariñosa, pero se me hacía complicado. Esbocé una pequeña sonrisa viendo como se acercaba a mí. 

Pero no me esperaba nada lo que pasó.

Con una mano tomó mi cara y me miró con una sonrisa cálida, el mundo había dejado de existir para mí.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora