- Dios mío... - Susurró el hombre observando atónito la escena.A pesar de que estaba totalmente impactado, corrió rápidamente hasta donde estaba ella y Artemio. Bárbara amenazaba con punzarle el otro ojo, su mirada cargada de rabia y sed de venganza parecía fundir al hombre que debatido estaba entre sus manos, y que lloraba amargamente por el dolor y la conmoción. La sangre salía a borbotones por la cuenca de su ya inexistente ojo derecho, y se derramaba por su rostro cayendo hasta sus ropas, la cabeza le iba a estallar por el dolor.
- ¡REBECA! - Gritó enfurecido y haciendo notorio el dolor que lo invadía. No le importó que Franco estuviese ahí, y la verdad tampoco se dio cuenta. - Maldita...
Quiso tomar el cuello de la mujer entre sus manos, pero el dolor lo mantenía inmóvil. Ella lo aprovechó, y le soltó un golpe en el rostro con el codo, el hombre emitió un gemido leve conteniendo un grito desgarrador. Franco intervino, o al contrario ella seguiría atacándolo hasta tenerlo totalmente vencido a sus pies. Se acercó tomándola por detrás y alejándola de Artemio, Bárbara se debatía entre sus brazos, pataleaba aún con aquel artefacto en la mano, seguía gritando maldiciones hacia el viejo.
- Esto te va a costar muy caro... Te lo juro. - Amenazó el tipo a la pelinegra. Franco seguía sujetándola.
- ¿Cree que me importa? ¡Después de todo lo que me ha hecho ya no hay nada que pueda lastimarme más! - Exclamó logrando soltarse del moreno, iba de nuevo hacia aquel hombre; Su verdugo. - Voy a hacerle probar de su misma maldad, me voy a cobrar todo, ¡Todo!
Franco volvió a agarrala.
Artemio se tapaba la herida con la mano, evitando que se derramara más sangre. Tomó un pañuelo y se lo pasó por donde estaba sucio, limpiándose el rostro. En medio del dolor y las lágrimas que salían por su ojo izquierdo, estaba tratando de asimilar su nueva realidad.
- Vete de aquí, vete y atente a las consecuencias Bárbara.
Franco no dejaba de ver impresionado todo lo que pasaba, la tensión se acumulaba en el ambiente, y cada respiración lo ponía aún más nervioso.
- Desde hoy las cosas cambiaron, Artemio. - Dijo la pelinegra con seriedad y sin una sola pizca de miedo, ese parecía haberlo perdido todo.
La mujer se soltó del agarre de Franco y se fue casi corriendo. Este salió más atrás de ella.
*
Hacienda Los Cascabeles.
- ¿Cómo así que aparecieron cuatro tipos muertos? - Preguntó Valentina fingiendo demencia. - No puede ser...
- ¿Qué pasó bonita?
- Pues ayer en la noche habían unos delincuentes sueltos, los que me estaban molestando.. - Dijo logrando convencer a todo el mundo.
- ¿Y si eran ellos? - Preguntó doña Isabel con curiosidad y temor.
- Me alegra mucho entonces. - Soltó tranquila. Isabel y Don Ernesto la miraron como si hubiese dicho una barbaridad. - ¿Qué? Menos maleantes...
- Si no habrás sido tú. - Añadió Ivana mirando a su prima sonriendo.
- ¡Ivana, por Dios! ¿Cómo se te ocurre? - La regañó su mamá. - Valentina no es capaz de una atrocidad de esas.
- Claro que no. - Afirmó la susodicha.
- Me lo creería más de ti Ivanita. - Le dijo Gabriela.
- En eso estoy de acuerdo con Gaby. - Agregó Alonso.
- ¡Ahora resulta! - Indignada Ivana se levantó de su lugar y se fue rabiando y diciendo cosas.
Jose Miguel estaba ahora un poco más callado, aquello lo había dejado muy pensativo, e Ivana le había logrado sembrar la duda. El hombre empezaba a atar cabos, recordó suceso por suceso la noche anterior, los disparos, Valentina en la cabaña, el pozo, los delincuentes muertos, ella y su pistola. Sacudió su cabeza y desechó lo que su mente estaba hilvanando, negó con la cabeza disimuladamente, pero la castaña lo alcanzó a ver.
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Veneno en la sangre
FanfictionUna víbora y una hiena juntas. ¿Qué podría salir mal?... Valentina y Bárbara han sido dos mujeres víctimas de las crueldades del destino y las maldades de la humanidad. Juzgadas de manera errada. Pero de alguna forma ambas se encontrarán en el camin...