Capítulo 48 II

399 53 75
                                    


- ¡Déjame en paz maldita sea! - Exclamó Bárbara hablando por teléfono. - Ya te dije que no me voy a aparecer por allá en unos días.

- ¡Eres.... terrible, ah! - Gritó una voz masculina al otro lado del teléfono. - Esto es serio Bárbara.

- Tus ataques de celos no son un asunto de seriedad Santoro. - Bárbara se acomodaba el sombrero que Valentina le había prestado, la veía subirse al caballo con la ayuda de su prometido.

- Te das mucha importancia Bárbara... Si te llamo no es porque me interesen tú y tu amante, ni donde están metidos....

- Y va de nuevo...

- ¡Sabes que así es! ¡Yo lo escuché!

- Piensa lo que quieras, la verdad ya ni me importa lo que los demás quieran opinar de mí.

- No se trata de eso, señora Rebeca.. - Dijo queriendo provocarla. - A pesar de todo, me preocupas... Y ese Artemio ya sospecha de ti, piensa que te has volado.

- Ese malnacido también me tiene sin cuidado. - Le dije realmente molesta. - No se porqué en todo a estos años no lo he matado.. Me tiene harta.

- Porque sabes que te iría mucho peor si llegaras a fraguar algo en contra de él.

- Pues debería quedarme para siempre por aquí.

- Bárbara, ten seriedad por favor.. - Franco empezó a sonar hastiado, y luego le habló con firmeza. - Dime en donde estás, voy por ti.

- Deja de ser tan ridículo Franco, ¿No te estás oyendo? Das pena ajena. - Bárbara empezó a caminar hacia la castaña. - Algún día me volverás a ver, adiós.

La mujer colgó el teléfono, y lo guardó.

- ¿Entonces? ¿Vas a montar o vienes conmigo? - Le preguntaba Valentina desde su caballo.

- Creo que aún no estoy lista para hacerlo, ya sabes... Cuando llevas tiempo sin hacer una cosa es como si lo olvidaras..

- Entonces te subes...

- Creo que sí.

- Déjame la ayudo, bonita. - Intervino Jose Miguel acercándose de nuevo, pero ésta vez a la morena.

Se acercó por su cintura y ayudó a Bárbara a subir.

- Gracias..

Él asintió.

- ¿Estás segura que puedes montar? - Preguntó él mirándolas con preocupación, Valentina sostenía la rienda y la pelinegra atrás se veía nerviosa. No la culpaba, no era muy tranquilizante saber que una persona que casi ni caminaba bien, estaba asistiendo al caballo.

- Si Jose Miguel.. Tranquilo. - Respondió ya fastidiada la mujer.

- Igual, por favor cuidela... - Le habló a Bárbara, ella asintió no muy segura. 

- Caes mal, ¿Si sabes? - Valentina le sonrió agachándose a apretarle un cachete.

- Siempre te ando cayendo mal bonita.. - Le dio un corto beso, y la soltó. - Ya váyanse pues...

Y así fue, Valentina y Bárbara pronto salieron a trote rápido sobre Altanero, con esta última muy nerviosa y con temor a caerse. Mirando anonadada como Valentina dominaba al animal y hacía levantar la tierra del suelo con lo rápido que andaba.

Era toda una amazona.

- Me sorprende lo bien que montas.. - Dijo la pelinegra. - Pero te agradecería que fueras más despacio, por favor..

Pronto la velocidad fue bajando.

- Disculpa, a veces me olvido de todo y corro muy rápido. - Le confesó Valentina. - Olvidé que iba acompañada, pero tranquila ya casi llegamos... No está muy lejos.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora