Capítulo 45

393 51 37
                                    


- No le diga nada a Valentina por favor... - Jose Miguel estaba sentado junto a Bárbara en el sofá de la sala.

- ¡Es que no debiste decírselo Jose Miguel! ¡Era algo de Valentina!

- Prácticamente medio pueblo lo sabe.. - Dijo él queriendose mostrar tranquilo, pero en el fondo el dolor lo carcomía. - Ahora que su gemela no lo sepa..

La pelinegra pasó saliva.

- ¿Cuál gemela? ¡No estamos para bromas Jose Miguel! - Doña Isabel enojada inmediatamente miró hacia la mujer. Reconocía que era muy parecida a su sobrina, pero para nada igual.

Bárbara volvió a removerse incómoda en su sitio.

- ¿Es que no la ve? - Él rió irónico.

- Bueno, ¿Y usted quien es? ¿Por qué se parece tanto a Valentina? - La señora miró a Bárbara y la señaló con la mano.

- Ya le dije, Soy Bárbara Greco... - Soltó ella con paciencia. - Realmente no sabemos porqué nos parecemos, pero eso ya no es relevante para nosotras.

- ¿Estás segura que ese es tu nombre? - Preguntó incisiva la señora Isabel. Bárbara disimuló su asombro, claro que ese no era su nombre. Pero no iba a decirlo.

Además, ¿Por qué aquella señora sospechaba de ella?

- ¿Perdón?

- Claro que se llama así, es Bárbara Greco de Elizalde... - Intervino Jose Miguel. - ¿No es así?

La pelinegra asintió.

- Así es..

- Digo, tal vez puedes ser familia lejana de mi sobrina... Por parte de la familia de Rogelio. - Dijo la señora sembrando la duda en ella.

Bárbara quedó estupefacta, y muy confundida. Era cierto que el parecido entre ambas era impresionante, pero realmente no se había puesto a pensar en la razón de aquello.

¿Y si sí era algo de Valentina?

- Rogelio era el padre de mi bonita.. - Añadió Jose Miguel notando a Bárbara confundida.

- No lo sé... La verdad. - Bárbara se sinceró por primera vez frente a unos desconocidos. - Mis papás murieron cuando yo aún era pequeña.. No es que sepa mucho de ellos.

Isabel abrió los ojos totalmente sorprendida, empezaba a atar cabos, y a conectar recuerdos. Pero lo que ella no sabía, era que se trataban de personas diferentes.

Jose Miguel también se sorprendió.

- ¿Cómo se llamaban tus papás? - Preguntó Isabel mucho más interesada.

Bárbara suspiró, le desagradaba mucho hablar de ellos. Y recordarlos...

- Rebeca, y... Pedro. - Soltó.

Isabel suspiró igualmente, parecía aliviada. Estaba empezando a creer cosas que realmente ya no tenían sentido, recordaba algo sucedido hace muchísimo tiempo, y que por un instante, creyó que podía tener relación con esa mujer tan parecida a su sobrina.

Hace 33 años.

- ¿Estás lista querida? - Preguntaba Isabel muy animada a su hermana quien tenía una enorme panza de más de ocho meses. La rubia llegaba a ayudar a su hermana y al cuñado en el trabajo de parto.

- ¡Ya están apunto de nacer Isabel! - Exclamó Cecilia emocionada, mientras se apoyaba en su hermana para ir saliendo de la casa. - Por fin veré a mis niñas...

- ¿Acaso me van a dejar? - Preguntó un animado hombre, era Rogelio Villalba, quien traía un bolso con las cosas de sus bebés. - Esperen, mujeres..

- Ay apurate Rogelio, ya van a nacer.. - Dijo Isabel.

- Claro, como tu no eres quien siente las contracciones.. - Añadió irónica Cecilia, subiéndose al auto.

- Ya.. Ya, no me regañen... Vámonos.

Pronto el auto arrancó directo al hospital, dejando una estela de polvo sobre el camino.

Dos horas más tarde, el panorama que parecía feliz y emocionante, se había tornado agridulce, y muy triste para la familia. Sólo había nacido una de las bebés, o al menos, eso era lo que decían los médicos.

- ¿Cómo así que sólo nació una niña? ¡Todo estaba bien! - Gritó Rogelio en medio de las lágrimas.

- La bebé sobreviviente la absorbió por completo, lastimosamente, la otra bebé venía con complicaciones y era muy débil, no pudo desarrollarse bien...

- ¿Cómo es posible eso? Las dos niñas estaban en perfecto estado! - Exclamó Isabel bastante contrariada, le parecía absurdo todo lo que decían.

- Tal vez la señora tuvo un aborto espontáneo sin siquiera darse cuenta... La hinchazón del vientre tan grande, no era porque habían dos bebés... - Explicó la enfermera. - Es que la gemela sobreviviente nació bastante grande.

- Dios mío, no puedo creer nada de esto. - El hombre se llevó la mano a la cabeza desesperadamente, y negaba una y otra vez. - Cecilia estará destrozada en cuanto lo sepa..

- La señora está en este momento aún inconsciente por el efecto de la anestesia, a pesar de que nació sólo una bebé, fue necesario practicar cesárea. - Agregó la enferma muy convincente. - Como le dije, la niña nació pesando bastante..

Isabel negaba también con la cabeza, mientras trataba de entender que sucedía.

- ¿No quieren pasar a verla?

Rogelio asintió desanimado, y fue a mirar a su única hija.

.

- Es preciosa... - Decía la enfermera, viendo a la pequeña bebé.

Era tan chica que cabía perfectamente en la mano de su padre. Un hombre alto y de aspecto serio.

La niña tenía sobre su pequeña cabeza un manojo de cabello castaño, y sus ojos eran como el color de la miel. Después de dos semanas de atención en neonato, estaba completamente bien, y sana.

Había nacido con algunas complicaciones respiratorias, pero ya todo estaba bajo control.

La enfermera tomó a la bebé que no paraba de llorar y se la entregó a la mujer en la camilla, la pelinegra la agarró con cuidado y la apoyó en su pecho. La niña estaba hambrienta.

- Cuidenla mucho... Se ve que será una niña de cuidados. - Advirtió. - No se sabe si tal vez vuelva a presentar problemas respiratorios... Esperemos que no. Nació muy baja de peso, por favor alimentenla muy bien...

- Así será señorita... - Respondió contenta la joven viendo a su nueva hija.

- Sean bastantes discretos por favor... - Le pidió por última vez, y luego los miró. - ¿Frutos Rebeca y Sánchez Pedro, cierto?

Ambos asistieron.

- ¿Cómo se llamará la niña?

- Rebeca... Como yo... - Se adelantó a decir la mujer. - Rebeca Sánchez Frutos..

La enfermera hizo un par de apuntes más, y se fue.

- Bueno Rebeca, te cumplí tu caprichito de tener un escuincle... Espero que esa niña nos sea útil, y no todo lo contrario. - Comentó el tipo con frialdad. - Gasté casi todo el dinero pagando por ella..

- Ya lo sé... - Dijo la mujer mirando enternecida a la bebé. - Es tan linda... Te aseguro que esta niña cuando crezca será grande, será bellísima...

- Si, ya lo veo... Si no se nos muere antes de llegar al año. - Añadió el hombre fastidiado viendo a la pequeña. - Está toda débil Rebeca, esa niña es muy enfermiza...

- Ya verás que se pondrá sana y fuerte.. - Rebeca miró a la bebé tomando de su pecho algo desesperada. - Mira... Tenía mucha hambre..

Pedro volteó a ver a la niña, no lograba tomarme cariño.

- Te cuidaré mucho mi Rebe... - Dijo la mujer observando a la pequeña con una sonrisa tierna en su rostro. - Serás la niña más felíz y bella de todas...









Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora