Capítulo 75

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El rostro de Valentina se iluminó al escuchar quienes estaban de visita en su casa, una sonrisa amplia y alegre se dibujó en su cara desconcertando a Jose Miguel, y dejando extrañada a su amiga. Pero sólo ella entendía el porqué aquella noticia le emocionaba tanto, y tampoco permitiría que alguien opacara la dicha que sentía en ese momento.

Ni siquiera él que la miraba con el ceño fruncido.

-- ¡Vamos a la hacienda! - Le pidió a su amiga, pero sin dejar de soltar la mano de Jose Miguel. Eso al menos lo alivió un poco, pero no podía dejar de sentirse extraño.

-- Valentina... - Él la soltó y suspiró. -- Yo mejor iré a la casa. Nos vemos luego..

Él se subió en su caballo y partió, sin dejarle oportunidad para decir nada.

-- Oye, pero... - No alcanzó a terminar, ya estaba lejos.

Valentina arrugó el entrecejo y se encogió de hombros, no entendía la actitud de él. O tal vez sólo lo ignoraba.

-- Bueno, ya qué.. - Dijo girándose hacia su amiga. -- Luego lo busco.

-- ¿Cómo que ya qué? ¡Jose Miguel se fue enojado y está en toda la razón! - Le regañó su amiga. -- ¿Ahora por qué tan emocionada por la visita de Alonso?

-- Alonso no me interesa Gaby, ¡Pero vino Santiaguito! - Ella sonrió llena de emoción. -- Desde hace unos meses me había dicho que lo iba a traer, sólo estaba esperando sus vacaciones.

-- Ajá y qué con eso? - Preguntó Gaby sin entender. -- ¿Por qué te entusiasma tanto ese pequeño?

-- Me cae muy bien.

-- A ti te caen bien todos los niños.. - Dijo su amiga obviando la afirmación. Luego miró a Valentina con detenimiento, la tomó por los hombros. -- Ya sé... Es por tu hijo, ¿Cierto?

La castaña la miró también, no sabía que decir.

-- Ese niño no es tuyo.

-- ¡Ya lo sé! - Valentina se llevó las manos a la cabeza y empezó a caminar de un lado a otro. -- Sólo que.. me siento bien en compañía de él, ¿Es que no lo ves? Es una adoración.

-- Sí, es muy carismático. - Respondió Gabriela encogiéndose de hombros.

-- Vamos que quiero verlo ya. - Le dijo Valentina encaminándola hacia la hacienda.

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-- ¿Entonces hicieron lo que les pedí? - Preguntó una voz masculina mirando a tres hombres que vestían de negro.

-- Sí, señor. - Respondió uno de ellos con seguridad. -- El plan se ejecutó tal cual usted lo ordenó.

-- Ella... Cómo está? - El susodicho mostró una ligera preocupación por la víctima de su atentado. -- Sólo era un susto, espero hayan tenido eso claro.

-- Usted sabe perfectamente que la señora está bien. - Respondió el otro. -- Pero si insiste, no se preocupe... Según lo que averiguamos sólo tuvo unos cuantos golpes y contusiones.

-- ¿Nada más? - Preguntó incisivo.

Otro que estaba muy callado respondió.

-- También estaba embarazada.

Un silencio se apoderó de la sala.

-- Los estaba probando, porque realmente todo eso ya lo sé. - Dijo dejando atónitos a los hombres. -- Si siguen así creo que trabajarán conmigo por un buen tiempo.

El fornido y alto hombre sonrió, y se llevó un trago de whisky hasta los labios.

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Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora