Capítulo 65

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- Creo que mañana no recordaremos esto.. - La mujer se tumbó sobre él agitada. No tenía mucha noción de lo que pasaba, pero sabía que lo estaba disfrutando mucho.

- Hay que repetirlo hasta que se grabe en nuestra memoria. - Jose Miguel acarició su boca, e incluso la manera en la que ella respiraba le hacía sentirse enamorado. - Hasta que de la nada una sonrisa de dibuje en nuestro rostro, y sólo tu y yo sepamos porqué.

- Te amo.. Eres todo lo que necesito. - Ella lo abrazó más, sentía que iba a explotar por tanta felicidad, y placer.

El moreno alcanzó una rosa que estaba en el suelo, intacta, bella, de un rojo fascinante. Mientras ella cerraba los ojos y respiraba a un ritmo tan calmado, serena, relajada, él empezó a delinear la silueta de su cuerpo con la flor, era tan hermoso como a un lado la luz de la luna se colaba por la ventana, y al otro la luz cálida de la chimenea los iluminaba; El fuego era el sol, la noche, de la luna. Parecía un poema en donde ellos eran los protagonistas, y los astros sus aliados.

Valentina le robó un cálido y pequeño beso, y volvió a incorporarse. Él la observó desde abajo contemplando su belleza irreal, estaba enamorado de cada parte de ella, de sus ojos cafés que le atravesaban el alma, y de su mirada tan hermosa... Como hace mucho no la había visto, una mirada plena y sin dolor.

- Eres mi vida, Valentina. - Esta vez acarició su silueta con ambas manos, delineando su cuerpo desde su rostro hasta las caderas. No podía creer lo hermosa que era la mujer que amaba, y que ella era suya.

Estaba listo de nuevo para ella, sentía a la mujer abrazar su pelvis con sus piernas semi cubiertas por la sábana blanca. La cargó entre sus brazos y ella se abrazó a él, mientras dejaban la pequeña colcha improvisada lejos, y se acercaban más a la pared, a la ventana..

Valentina sonrió.

- Mm.. te quedó gustando? - Preguntó bajándose de encima, y viendo como él cerraba la ventana.

- Contigo me gusta todo, bonita.. - Volvió a besarla, ahora con más fiereza, con hambre, e ímpetu. - No importa cuantas veces estemos juntos, te deseo siempre, quiero amarte cada segundo, cada día, cada momento, deseo estar en ti cada vez que te veo.

Había olvidado lo bien que se sentía ser deseada, deseada por la persona que amaba. Sonrió enormemente.

- Entonces ámame cada vez que me veas.. - Él le dio vuelta, dejándola de espaldas.

- Te juro que lo haré.. - Dijo mirándola con contemplación, acariciando su silueta por enésima vez. Estaba obsesionado. - Lo haré siempre.

Presionó su cuerpo contra la pared mientras ella veía hacia afuera, veía a la luna, veía la noche estrellada.

- Aquella vez esto era una despedida, que hoy sea un para siempre... - La castaña se volteó para besarlo amorosamente, enamorada, deseosa de él.

- Te adoro. - Susurró Jose Miguel, y ella tomó sus manos masculinas ubicándolas sobre su cuerpo.

- Ádorame, entonces...

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora