Capítulo 68

340 39 43
                                    


-- ¿Es verdad todo esto? - Preguntó una voz masculina mientras miraba a la castaña. - ¡No puede ser!

-- Tienes que escucharme, debo contarte..

-- ¡No quiero escuchar nada! ¿Cómo es posible que te hayas convertido en esto? - Gritó él. - Que decepción..

- Deja de decir eso, yo.. Yo no quería, te lo juro. - Ella ya tenía los ojos llenos de lágrimas, tomaba las manos de él, pero su amado simplemente la soltó. - Tenía que defenderme..

-- ¡Eres una asesina Valentina! ¡Tu ya no eres la mujer de la que me enamoré! - Gritó haciéndola a un lado. - No quiero hablar más, vete.

-- Trata de comprenderme, ellos me harían daño si yo no me defendía. ¡Podría estar muerta en estos momentos! - Ella volvió a acercarse a él, pero nuevamente obtuvo su rechazo. - Por favor, mi cielo.

-- Eres una asesina, sal de aquí. - Señaló la salida. - Vete o te sacaré yo mismo de mí casa.

-- ¡No me voy a ir! ¡Tú tienes que entender! Tienes que recordar lo mucho que me amas.. - La castaña se acercó y le robó un beso. Él luego de unos segundos se safó de ella.

-- No vuelvas a hacer eso. Olvida que alguna vez te amé, olvídate de mí. Hazte a la idea de que estás muerta para mi.

-- ¡No! ¡No hables así! ¡Eres muy injusto! - Ella lloraba atormentada.

-- Muerta.. Valentina. ¡Vete!

Él sólo desaparecido por la casa y ella se quedó allí de pie llorando devastada, antes de sentir como quedaba sin aire, y el cuello le dolía. No podía mirar atrás, no podía mover su cabeza.

Empezó a escuchar los gritos de la gente acusándola, con los ojos llenos de lágrimas y la vista nublada alcanzó a verlo a él mirándola con odio entre la gente. Viendo tranquilamente como moría a manos del verdugo y la soga.

-- ¡No! - Gritó llorando mientras se llevaba las manos a su cuello y trataba de respirar a un ritmo normal. - ¡No, no, no! Jose Miguel...

Había sido una pesadilla, terrible.

-- No.. - Susurró mientras seguía respetando de manera agitada, y sus manos temblaban. Visualizar su muerte había sido espantoso, pero aún peor todo lo que él le había dicho. -- Yo no soy todo eso...

La mujer se tocaba el pecho y el cuello, incluso podía sentir la presión de la cuerda en su cuello. Había sido tan real, estaba llorando como una Magdalena.

-- Tengo miedo..

Se paró rápidamente de la cama como si de esa manera pudiera huir de la pesadilla, pero lo único que consiguió fue caer al suelo desplomada. Había olvidado que no estaba del todo recuperada, o tal vez sí lo estaba y su mente aún no lo acababa de asimilar. Felipe le había dicho que todo estaba bien, ¿Entonces por qué ahora no podía levantarse?

Los gritos habían alarmado y despertado a algunos en la hacienda, Gabriela y la señora Isabel entraron como una turba a la habitación, quedando atónitas al ver a la castaña tirada en el suelo llorando.

- ¿Qué te pasó hija? - Preguntó alterada. Mientras Gaby se aproximaba a ella para ayudarle a ponerse de pie.

- No logro ponerme de pie.. Sólo.. Perdí el equilibrio y me caí. - Dijo aceptando la ayuda de su amiga, y sujetándose de ella para levantarse.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora