Capítulo 42

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El sol mañanero estaba en su punto, y Bárbara sonreía cínicamente mientras conducía su camioneta. Las gafas oscuras sobre sus ojos no dejaban ver la maldad que irradiaban ellos, pero muy seguramente su sonrisa ladeada demostraba todo lo que sus pupilas no podían.

Estaba eufórica, y las razones eran muchas.

Pero más que el beso robado a Fernanda, el motivo de su emoción es que pronto vería nuevamente a aquella mujer; Valentina. Se sentía inmensamente intrigada por ella, sentía una conexión que con nadie más podía sentir, ni experimentar, era un sentimiento muy extraño que la dominaba, y le hacía querer saber absolutamente todo de ella.

Conocería a su familia, su hogar... Y tal vez ahí, podía encontrar alguna respuesta a todas las preguntas que en su cabeza navegaban a veces de las dos. Y de su innegable similitud.

- Por fin... - La mujer se detuvo frente a la entrada de aquella hacienda, aún no se quitaba sus lentes. Observaba desde adentro todo su alrededor, habían trabajadores de aquí para allá, caballos, carretas y carros de trabajo, pero le llamó la atención ver una especie de ambulancia afuera.

Se asombró, y también aquello le produjo nervios.

Bárbara salió del auto, y todas las miradas de repente se fueron hacia ella.

- Mira.. ¿Quién será? - Un jornalero llamó a otro y le señaló con la cabeza a la misteriosa mujer. - No parece de por aquí..

- Su cara me parece conocida. - Añadió uno de ellos acercándose y entrando en la conversación.

- ¿Cual conocida? Es la primera vez que la ves, esa mujer no es de por aquí..

- ¡Mirale la cara hombre! - Exclamó. - ¿No se te parece a alguien?

- Creo que sí.. Pero la verdad no recuerdo.

-  Pero que bonita está... - Agregó quien había iniciado toda la conversa, su mirada libidinosa se fue rápido hacia las piernas de la morena, que en ese momento se sacaba los lentes.

Los tres tipos abrieron los ojos como si hubiesen visto un fantasma.

- ¡Dios mío! - Gritó uno de ellos llevándose la mano al pecho.

- Es la señorita Valentina..

- No lo es, ¡Ella está adentro!

- Además, ¿En qué momento se puso el cabello negro?

- Deja tu el cabello, ¿En qué momento se puso tan buena...?

- Siempre lo ha estado...

De pronto una voz grave y dura se acercó y les interrumpió, haciendo que se callaran al instante.

- Buenos días... - Saludó la pelinegra, queriendo reírse al ver la expresión de todo el mundo. - ¿Es la hacienda de Valentina Villalba verdad?

Algunos asistieron, entrando en pánico.

Era idéntica a la dueña.

- ¿Está ella ahí? - Señaló la casa.

- Si.. si.. señora. -  El hombre dudó en decirle, realmente a todos se les había ido el aliento. Esa mujer era un vil clon de la dueña, pero diferente.

Si aquella infundía terror y respeto a todos los empleados, esta seguro les haría cagar en los pantalones.

La mirada de Bárbara hizo contacto visual con el jornalero, y este le quitó los ojos de encima rápidamente. Era tan intimidante que no pudo sostenerle la mirada ni un segundo más.

- Es usted muy parecida a la señora.. - Se atrevió a decir uno de ellos.

Bárbara sonrió y asintió.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora