Capítulo 63

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- Hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida. - Le confesó Bárbara a Franco mientras se despedía de él. Estaba tomando sus manos y veía a sus ojos. - En parte gracias a ti.

- ¿En parte? - Preguntó él en tono bromista, y besó sus manos.. - Me alegra muchísimo que estés contenta.

- Uuhmm, no te conviene que no lo esté. - Continuó ella con su tono juguetón.

- Verdaderamente no, ¿Quién quiere a una Bárbara enojada echando tiros en la casa?

- Tal vez los Elizalde..

Ambos se echaron a reír despreocupadamente.

- Ya, ya.. Me voy.. - Dijo ella, se soltó de las manos y ahora acarició el rostro masculino. - Te veo mañana..

Él la tomó por la cintura.

- El que mucho se despide es porque no quiere irse. - Comentó mirándola.

- Claro que no me quiero ir, ¿Es obvio no? - Bárbara le dio un beso largo en la mejilla, que luego se extendió hasta sus labios. - Me quiero quedar a vivir aquí.. Cerca de ti.

Franco echó la cabeza hacia atrás totalmente derretido.

- No sabes cuanto amo a la Bárbara cursi, me encanta, me enloquece. - Él puso sus manos sobre las de ella y las quitó de su cara, las besó está vez a cada una y luego volvió a besarla a ella.

Parecían una pareja enamorada, y tal vez, lo eran.

- Ahh.. te amo. - Confesó el hombre.

Pero ella no le dijo nada y sólo lo abrazó, para después irse, dejando a Franco algo desconcertado. Luego cuando estuvo a punto de subirse en su camioneta, le lanzó un beso desde allá, y sonrió.

- Te veo mañana.. - Insistió, tratando de ignorar lo de hace unos segundos, y entró al auto.

Él suspiró, sin saber mucho del porqué de esa reacción de ella, pero simplemente se encogió de hombros y trató de fingir que no le afectó. Aunque en el fondo temía que Bárbara no estuviese sintiendo lo mismo que él, porque definitivamente ya no podía engañarse más, estaba enamorado, y no haría nada para ocultarlo, por lo menos a ella. Pero lo que le preocupaba ahora, y mucho, era que Bárbara sólo lo estuviese usando para su conveniencia o incluso peor, que estuviese planeando algo en su contra y todo eso sólo fuera una táctica para tenerlo bajo su alcance.

Y si tal vez nunca dejó de ser quien era, y si sólo quería usarlo para sus planes.

Se regañó mentalmente por eso.

Tu mismo pensabas usarla a tu favor en un principio.

Dijo la voz de su conciencia.

- Lo sé, y ahora... la amo.

Aún así, creo que es temprano para  hablar de amor.

- No.... - Susurró. Luego sacudió la cabeza espantando sus pensamientos. - Me voy a enloquecer si sigo hablando solo, por Dios.

Dejó de mirar a la nada y simplemente entró a su casa.

Mientras tanto, Bárbara llegaba a la hacienda Elizalde esperando no encontrar un revuelo más. Últimamente todo era escándalo y caos, Lactos estaba cada vez más peor y en parte le estaban adjudicando culpas a ella. La presión era demasiada, de todas partes.

- Buenas tardes. - Fue todo lo que dijo y enseguida se metió en su cuarto.

Todos los hermanos murmuraban, mientras que Fernanda apenas entraba al comedor.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora