Capítulo 19

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"La lluvia era fuego pero nosotros éramos madera."

POV José Miguel

Habría deseado quedarme toda la vida abrazando a mi bonita, mi Valentina, que a pesar de todo seguía siendo la misma mujer que me amaba, y que yo amaba profundamente. Temía por su reacción cuando me viera, tenía miedo de que intentara alejarse de mi, me rechazara, o lo peor, que me tuviese miedo. Pero eso no pasó.

Y sólo nos fundimos en un abrazo que nos tocó el alma, que nos llenó de tranquilidad a ambos.

Quería estar bien para ella, quería darle todo mi apoyo, quería ser su bastón por si se le dificultaba andar; Aunque tenga el corazón todo arrugado por verla así. Y eso era algo que había ignorado durante todo el tiempo que estuve en esa habitación, antes de que volvieran a estabilizar a Valentina, y por consiguiente, sedarla. No había querido mostrarme débil, no quería que ella viese mi sufrimiento, no quería hacerle saber que el verla tan mal me estaba matando.

Y que la culpa me estaba asfixiando, porque yo nunca debí dejarla. Tal vez le hubiese ahorrado mucho sufrimiento si hubiese estado ahí en todo momento.

Sentía un dolor emocional, algo atrapado entre mi pecho y mi espalda, algo que no me dejaba respirar bien. Me dolía ver lo malherida y acabada que estaba, me torturaba el imaginar aquel hombre haciendo uso de ella, maltratándola, dejándola como ahora estaba. Deseaba arrancarme los ojos y dejar de ver aquello, pero entonces también debía arrancarme el corazón para dejar de sentir la tristeza que ahora sentía.

Quería sacarme el estómago, para no sentir más aquella repulsión que me provocaba el saber que tal vez ese hombre podría ser mi padre.

*

- Entonces es cierto... José Miguel está aquí. - Ivana se sentó en el sofá de la sala. Leonor con algo de recelo, se sentó también.

- Sí... - Respondió la mujer. - Se vino corriendo de México al enterarse todo lo que pasó.

Ivana hizo una mueca de aburrimiento.

- Como si su presencia podría remediar todo lo que le pasó a mi prima... Que patético.

- Voló para Pachuca, me imagino que ya vio a esa mujer. - Leonor negó con la cabeza reprochando las actitudes de su único hijo. - Oye Ivana... ¿Es cierto que está muy mal?

- Está grave. Ese hombre es un verdadero animal. - Ivana encaró a la señora. - ¿Cómo pudo usted ser amante de esa bestia? Bueno... yo también lo fui, pero al menos no me enamoré de ese.

- ¡IVANA! ¿Cómo te atreves?

- Señora... No se haga, no ahora por Dios. - Ella le miró con cara de pocos amigos. Ni siquiera le simpatizaba aquella bruja, todo lo hacía por acercarse a Jose Miguel. - Pero insisto, nunca imaginé que Rosendo fuera tal monstruo. Casi que nos regresa a Valentina en pedacitos!

- Ivana, ¿Cómo puedes ser tan frívola?

- Soy realista, que es otra cosa. - Ivana se paró y caminó por la sala. - Además, no crea que todo lo que pasó me ha dado gusto. Vi a mi prima tan mal que no se ni que sentí, se me revolvió hasta el estómago.

La mujer hizo un gesto de asco.

- Dicen que llegó muy grave... El pueblo quiere linchar a Rosendo.

- Y no es para menos.. Detesto a Valentina, pero lo que le hizo ese tipo es injustificable. Yo sólo quería que se la llevara lejos, al fin y al cabo decía que la amaba.

- ¿Qué habrá pasado con él?

- No sé... Pero Valentina ha dicho en medio de sus delirios que ha acabado con él, mencionó fuego... Mucho fuego.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora