Capítulo 72

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-- ¡Ahora te quedas aquí sola, y sin comer nada!

-- Prefiero estar sola.. que acompañada por el mismísimo demonio. - Susurró. -- ¡Eres una bestia! ¡Maldito!

Él se acercó con agresividad tomándola por el cuello.

-- ¡Mátame, maldito miserable! - Gritó Valentina llorando de rabia. -- Así me ahorrarías tanto dolor..

Él la soltó y con enojo se retiró.

-- Voy a buscar esas medicinas...

-- No quiero nada... - Susurró ella viéndolo irse. Había amanecido con mucha fiebre y dolor en su abdomen, era tan insoportable que no dejaba de llorar.

Ya llevaba dos días allí y no soportaba más, estaba desvastada, destruida, y traumada con todo lo que había pasado en las últimas 72 horas.

-- No aguanto.. - Dijo llorando como una magdalena, se sentía sin aire, a punto de desvanecerse con la gravedad del dolor. -- Benita, no es cierto... No quiero morir, quiero volver a verlo. Ayúdame.

Sollozaba violentamente mientras sujetaba su vientre con su mano, mientras que con la otra trataba de sujetarse de la pared para ponerse en pie. El dolor era terriblemente insoportable.

Pensó en pedir ayuda, tal vez alguien podría esucharla y ya no estaba Rosendo para impedirlo.

-- ¡Auxilio! ¡Ayuda! - Gritó lo más fuerte que pudo, pero su voz no hacía ni siquiera eco en el pequeño lugar donde estaba metida. No sabía que demonios estaba pasando pero era consciente de que si alguien no la ayudaba pronto, estaría en el piso.

Vino entonces la peor parte y sólo tuvo fuerzas para quejarse con gemidos casi que imperceptibles, no tenía aliento y de su boca no salía palabra alguna. Sintió algo que bajó y empezaba a mojar sus piernas, lo único que vino a su cabeza fue que aquello se debía a una reacción fisiológica al dolor, pero no era así.

-- ¿Qué? - Preguntó casi en un jadeo, viendo el rojo vivo de la sangre llegando al suelo. Se llevó la mano a la boca impresionada y llena de terror.

Una nueva oleada de dolor punzante volvió a su vientre, y esta vez no tuvo ni un poco de fuerza para soportarlo. Se desvaneció ahí mismo, saliendo de la dura realidad que enfrentaba al perder la conciencia por el desmayo y desconectarse en ese momento de absolutamente todo.

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Valentina no recordaba más nada de ese día luego de que se había desmayado. Pero ahora sabía claramente a qué se había debido todo eso, y qué era lo que le había pasado, había perdido su bebé, y cada vez que lo recordaba era como una daga hiriendo su pecho. Pero tampoco podía evitar hacerlo, con cualquier cosa volvía a su mente, y nada le dolía más que aquello.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora