Capítulo 54

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POV Valentina

Sentí como alguien me movía por los hombros, escuchaba claramente mi nombre una y otra vez, mientras esa persona intentaba despertarme. ¿Cuál era el afán? Si estaba durmiendo tan plácidamente, olvidando que ayer cuatro criminales casi me matan, pero que al final yo los maté a ellos. Cuanto había cambiado mi vida, en ningún momento imaginé ser la mujer que era ahora, y tener sobre el peso de mis hombros tantas vivencias, tantos traumas.. Jamás alcancé a imaginar que dormiría tan tranquila después de lo que muchos escandalosos llamarían "Un escabroso crímen".

Me preocupaba mi tranquilidad, ¿No se supone que la conciencia debería estar martillándome la cabeza en estos momentos? Tal vez mi dureza se ha ido hacia los extremos, pero aún soy capaz de sentir, aún soy sensible. ¿Será que ha aflorado un instinto psicópata en mí? Creo que aquel dicho de que odio a los hombres sinvergüenzas ha tomado forma hasta volverme realmente en una especie verdugo para ellos.

Cero, y van cinco... Cinco, el número me daba vueltas en la cabeza y hasta yo misma estaba sorprendida de mí. Pero como decía Jose Miguel, yo nunca le haría daño a nadie, no de manera intencional. No había sido nada premeditado, al final del día yo sólo buscaba protegerme.

Quiero creerme eso.

Dejé los pensamientos a un lado y por fin abrí los ojos ante tanto barullo y murmuro cerca de mí, también me tenía hastiada que me movieran sin respetar mi sueño.

- Valentina... - Ahora si estaba escuchando con claridad su voz, era él. Y no podía creer que estuviera tan temprano aquí.

- Mm.. Hola... - Fue lo único que salió de mis labios mientras me estiraba como un gato ignorando la presencia de él. Luego lo miré bien. - Estaba durmiendo tan bien....

- Perdóname. - Me miró rascándose la cabeza. Su mirada inmediatamente golpeó la mía, aquel segundo pareció una eternidad.

- Tranquilo, ¿Qué hora es? - Pregunté queriendo incorporarme en la cama, pero no lograba hacerlo por tener la pierna prácticamente inmovilizada. - ¿Qué es esto?

- Son las 10:00 bonita, un poco tarde si te das cuenta.. - Se acercó, vino a ayudarme. - Es para que no se te inflame de nuevo, no puedes volver a forzarla..

- ¿Qué? No me voy a quedar inmóvil todo el día. - Añadí indignada. - ¡Me quiero parar!

- Me temo que no puedes hacerlo sola, para eso estoy aquí. - Decía con un dejo de burla. Ay, quería golpearlo. - Voy a ayudarte...

- ¿Sólo para eso estás aquí? Aún no me dices porqué me despertaste..

- ¡Son las 10:00 Valentina!

- ¿Y qué? Ayer pude dormir como a las 2:00 de la madrugada. ¡Nadie me considera ni un poco! - Exclamaba indignada y mirándolo expresiva. - Pareces mi marido.

- Es como si lo fuera..

- Voy a tomarte la palabra entonces, no te quejes luego. - Sonreí mirándolo con una expresión de advertencia. No estaba bromeando. - Quiero saber porqué me despertaste..

- Te lo diré luego..

- ¿Hablaste con Ivana anoche?

- No tengo nada de que hablar con ella, contigo sí... Y mucho. - Me miró con seriedad. Definitivamente era algo delicado, su semblante muy poco se veía así. - Ven..

Vi extrañada como se acercaba más y sin refutar ni decir nada, dejé que me cargara en brazos. Aún tenía el cuerpo muy cansado y sentía pesadez, recosté mi cabeza en su hombro. Suspiré.

Por lo menos lo tenía a él. Tal vez mi vida no era tan terrible después de todo.

- ¿Qué vas a hacer o qué? - Pregunté mirándolo de reojo, me llevaba al baño. - Sólo déjame aquí, yo puedo hacerlo sola.

Veneno en la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora