1. Pelea

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1. Pelea

La puerta del despacho de la directora del Instituto se abre, con la invitación de seguir manteniendo una urgente charla fuera de la presencia de los dos hermanos pequeños. Aspros y Defteros la siguen, y es el segundo el que no puede evitar echar una ojeada hacia dentro del despacho y divisar a sus hermanos cabizbajos, ocultando las magulladuras en sus rostros con vergüenza y rabia contenida.

- Es la tercera vez que se pelean en diez días.- La voz de la directora quiere parecer calmada, pero el temor es palpable en su tono presuntuosamente quedo.

- Todo es muy reciente todavía...- Aspros toma la palabra, con la seguridad que siempre le ha caracterizado, ya sea verdaderamente sentida o magistralmente fingida.- Sólo ha pasado un mes desde el accidente de nuestros padres. Nosotros mismos aún estamos conmocionados.

En momentos así Defteros no le soporta. La seguridad de Aspros a veces le abruma y le incomoda. Y le resulta estúpidamente innecesaria. Pero Aspros se ha autoimpuesto la obligación de sacarlos a todos adelante, y de momento no hay nada que nadie pueda hacer ni decir para hacerle cambiar de opinión. Ni siquiera él.

- Creo que sería conveniente que pensárais en algún tipo de terapia que les ayudara a canalizar el dolor. Hay terapias familiares, que se pueden hacer conjuntamente...los cuatro...

- Nosotros estamos perfectamente.- La seguridad de Aspros otra vez, hablando por los cuatro sin siquiera pedir la opinión de quién está a su lado en este momento.- Quizás necesitaremos tiempo, pero conseguiremos salir adelante.

- Aspros, es posible que la directora tenga razón...

Defteros vuelve otra vez su rostro hacia el interior del despacho. Saga sigue con la cabeza gacha, y parece que se sirve de su puño cuidadosamente tapado por la manga de la sudadera para secarse las tímidas muestras de lo que aún no se ha permitido sentir. A su lado Kanon es incapaz de controlar el nervioso movimiento de sus piernas mientras las uñas de sus dedos son devoradas sin misericordia. Defteros suspira con dolor, y no puede evitar mirar sus propias uñas. O lo poco que queda de ellas.

- Saldremos adelante solos, Defteros.

- Es posible que tú y yo lo podamos llevar mejor, pero ellos son aún dos chiquillos, por mucho que no quieras darte cuenta.

Sus ojos azules se humedecen, y Aspros incoscientemente deja que su mano tome la de Defteros y la apriete con una fuerza medida que quiere ser reconfortante, sintiendo como su gesto es sutilmente rechazado y la mano de Defteros guardada al buen recaudo de los bolsillos de su chaqueta.

La mirada de la directora es testigo del fugaz gesto que ha traicionado a Aspros y que Defteros ha coartado de inmediato, pero finge no haberlo notado, siguiendo con sus prácticas recomendaciones.

- Insisto en que el tema de la terapia es una opción a considerar para fortalecerlos en este desgraciado trance que estáis cruzando. Lo que ahora necesitan Saga y Kanon es estabilidad y un entorno familiar sano.

- ¿Acaso está dudando de nuestra capacidad para guiar y educar a nuestros hermanos?- Aspros se está alterando, por mucho que intente controlarse. Puede que a la directora la engañe, pero Defteros lo sabe, y teme que el final de la conversación se augura próximo.

- Yo no he dicho tal cosa...pero...

- Pues no hay nada más que añadir. Hablaremos con ellos en casa, y lo arreglaremos. No se volverá a repetir ninguna pelea ni nada por el estilo.

- Necesitan dedicación...¿Cuánto tiempo pasáis con ellos?

- El suficiente.- El orgullo de Aspros vuelve a tomar la palabra por él, un orgullo que últimamente se ha acrecentado más para protegerle de las dudas que él mismo siente, y que no está dispuesto a mostrar.- Y ahora, si no hay nada más que decir, nos vamos.

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