13. Chismorreo

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"Mira...ahí está uno de los hermanos mayores..."

Lo dice la madre de uno de los compañeros de equipo y también de clase de Kanon y Saga. A su lado está la madre de otro compañero, y ambas necesitan rellenar el tiempo que dura el partido de sus hijos con chismes sobre los demás.

"Pero...¿cuál de los dos es? ¿el que trabaja o el que dicen que es un poco vago?"

La otra mujer lo pregunta estirando sus labios en una mueca de desdén mientras su interlocutora se encoge levemente de hombros.

"No lo sé...pero me dan pena los dos pequeños...pobrecitos...Los servicios sociales deberían haberse hecho cargo de ellos."

"¿Crees que hubiera sido necesario? Sus hermanos mayores tienen edad para hacerse cargo de ellos, y son su familia más directa...". La reflexión deja un hueco para el silencio, que rápidamente es rellenado con otra observación, no menos punzante y de una bajeza aplastante: "Como mínimo parece que van limpios...Me he fijado en éso cuando voy a buscar a Aioros y a su hermano al colegio..."

Aspros hace unos minutos que ha regresado de comprar patatas chips y un par de refrescos, e inevitablemente se ha convertido en testigo de esta perniciosa conversación.

Reprimiéndose las ganas de unirse a Defteros en uno de los bancos inferiores ha decidido tomar asiento en silencio detrás de las dos mujeres, que ajenas a su presencia, siguen con sus opiniones regaladas gratuitamente a los cuatro vientos.

"Lo mires como lo mires, una casa con cuatro hombres solos no puede ir bien..."

El ardor que le despiertan estas palabras empieza a escocer en el estómago de Aspros, pero tragándose las ganas de mandarlas a freír espárragos aprieta su mandíbula con fuerza y trata de controlar su respiración. Las madres de los compañeros de sus hermanos siguen sin percatarse de su presencia, y el mayor quiere seguir escuchando cuántas más sandeces pueden salir de unos labios que no cesan de juzgar a la ligera a todo aquél que no forma parte de su círculo social ni de sus estereotipos de familia modélica y "normal".

Unos cuántos bancos más abajo, Defteros está atacando con avidez un paquete de pipas, y de repente se da cuenta que un trecho más allá está Asmita, el hermano mayor de otro compañero de equipo, pero no de clase. Hace tiempo que le conocen. Y siempre sigue los entrenamientos y los partidos de su hermano Shaka apartado de todos, sólo percibiendo lo que sucede en el terreno de juego gracias al griterío y exclamaciones de los asistentes, y ahora gracias a los relatos de comentarista que le ofrecen Defteros y él mismo. Asmita es ciego, y él y su hermano pertenecen a una familia humilde y extranjera. Shaka va a un colegio público, pero el fútbol le ha unido al equipo de sus dos hermanos menores. Es centrocampista, y parece un muchacho taciturno y pensativo, callado y de pocas excentricidades típicas de su edad.

Aspros observa cómo Defteros se alza y va a sentarse al lado de Asmita. Ve cómo le ofrece pipas y cómo el otro rechaza su buena voluntad con gestos respetuosos. Pero Defteros insiste, y acaba agarrando la mano de Asmita para verterle un buen montón que es empezado a comer con timidez. A él también le apena el muchacho, y su ardor estomacal se incrementa cuando las dos mujeres también se percatan de los movimientos de Defteros e incluyen en su despiadada crítica a Asmita.

"Ahí está otro buen sujeto...este barrio está decayendo mucho con la inmigración...Seguro que a ellos les ofrecen mil y una ayudas sólo por ser de fuera, mientras nosotras nos tenemos que rascar los bolsillos por todo."

La que se empeña en criticar a diestro y siniestro es la madre de Milo. La madre de Aioros parece más comedida en sus opiniones, pero aún así ha soltado unas cuantas que a Aspros le han hecho pensar en su madre, y en como nunca hablaba de más sobre nadie.

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