25. Stage: Día 1

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Ya está aquí.

Por fin, la tan deseada semana ha llegado y ya hace horas que los menores se encuentran algunos considerables kilómetros lejos de su casa familiar.

Sus móviles no han cesado de recibir whatsapps...y para su sorpresa ninguno de ellos responde al nombre de Defteros.

Todos...absolutamente todos son de Aspros.

"¿Ya habéis llegado?"

"¿No os habéis dejado nada? Pensad que no podremos venir a traéroslo..."

"¡No os gastéis todo el dinero el primer día!"

"NO os peleéis"

Ninguno de estos mensajes tan pulcramente escritos, sin tontas abreviaturas ni mucho menos emoticonos, ha sido respondido.

Solamente han mandado una respuesta. En verdad...más que una respuesta, un ruego desesperado emitido con el móvil de Saga, y el destinatario sí que ha sido Defteros.

"QUE ASPROS SE CALLE! PLEASE!"

Seguramente Defteros se ha reído abiertamente al leerlo, y en seguida les ha llegado una escueta respuesta al estilo propio del segundo de los mayores. Un escandaloso "OK!" seguido del emoticono del dedo pulgar apuntando al cielo.

El primer día se presenta tranquilo para los menores. Es más parecido a una toma de posesión del lugar, que se ha iniciado con el reparto de habitaciones en el albergue que los custodiará durante siete intensas jornadas. Los cuartos son dobles, y rápidamente Kanon se ha acercado a Milo para cazarle como compañero antes que la mala suerte le llevara al lado de Saga, que ha buscado cómplice en Aioros.

Una vez decidido el reparto, todos se han apresurado en ir a dejar sus pertenencias en sus respectivas habitaciones, para seguidamente cambiarse de ropas y afrontar el primer entrenamiento de una semana que acabará con un mini campeonato con otros equipos participantes del "stage".

El tiempo del almuerzo ha sido anhelado por una coleccion de estómagos hambrientos, y la tarde les ha recibido con la gran piscina que ha podido ser maltratada a discreción.

La hora de la cena no ha sido tan tranquila como el viejo entrenador Shion y su ayudante y también fisioterapeuta Dohko, no mucho más joven que él, habían previsto. Ni la reparadora ducha de fin de día, ni el supuesto cansancio natural después de tres horas en autocar, ni el entreno ni el desmadre en la piscina han conseguido aplacar los ánimos de esa jauría de adolescentes con excedente de energía e ilusión.

Los muchachos se han pasado todo el rato de la cena gritando más que hablando, molestándose unos a otros y riéndose de unas tonterías que desquician al viejo Shion, y que Dohko trata de suavizar sin ocurrírsele nada más que acortarse la edad mental demasiados años, uniéndose a la guasa que ya no se sabe quién ha iniciado, ni mucho menos cómo, y por supuesto, sin existir ningún porqué.

Después del último ágape del día, el salón comunitario del albergue se ha convertido en el escenario de un torneo virtual de fútbol a importante escala gracias a la gran televisión, la Play que ha traído el grandullón portero Aldebarán y el juego FIFA 16 por gentileza de Aioros.

Todos los chavales están inmersos en ese improvisado campeonato, y el viejo entrenador ha optado para irse a dormir, dejando al infantil Dohko a cargo de la manada, pero Shion no es el único que falta en el salón. Shaka, el chico hindú y que no va al mismo instituto de Saga, Kanon y todos los demás, hace rato que ha desaparecido en su habitación. Una habitación que no comparte con nadie debido al número impar que conforma el grupo, quedándose gustosamente con el cuarto huérfano de compañero.

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