La presencia de esas dos cajitas sobre la mesa ha enmudecido a los cuatro hermanos, sumiéndoles en una vergüenza que ninguno de ellos puede disimular.
Instintivamente, todas las miradas se dirigen en un tenso silencio hacia Aspros, al cuál lo único que se le ocurre hacer es desviar su mirada hacia ninguna parte de manera visiblemente nerviosa, mientras varios carraspeos acuden a esclarecer una voz que debe iniciar una charla.
¿Pero cómo iniciarla de manera fluida y natural?
Enfrentar un momento como ése es algo que Aspros nunca había tenido en mente, pero las circunstancias que la vida les ha impuesto han hecho que después de la conversación mantenida con Defteros noches atrás el mayor se esté tomando el tema en serio.
Saga y Kanon se remueven inquietos en sus asientos, mirándose por lo bajo y articulando leves gestos de incomprensión mientras sus tímidas miradas tantean la tribulación que está sufriendo Aspros.
Defteros tampoco habla, pero no deja de interrogar a su hermano mayor con la mirada, tratando de esclarecer por qué no han planteado esa escena juntos antes de inmiscuírles a todos en una situación incómoda e inesperada. Deberían haberlo hablado antes, trazar una línea a seguir...buscar la mejor manera de iniciar esa indeseable conversación...preveer las posibles preguntas y las respuestas más adecuadas...pero no. Aspros ha tomado el camino directo sin contar con él, y a Defteros ésto le disgusta.
La mirada de Defteros sigue demanando por qués a Aspros desde la barrera en la que se han convertido sus húmedos mechones azules, y Aspros le responde de la misma manera, mirándole en silencio mientras se reacomoda en su asiento y vuelve a esclarecerse la voz antes de lanzarse al vacío.
- Supongo que ya sabéis lo que es ésto... - dice al fin, dejando que sus brazos descansen sobre la mesa y que los dedos de las manos busquen entrelazarse para quedarse quietos y firmes en la medida de lo posible.
- ¡Claro que lo sabemos!
El que emite esta rápida exclamación es Kanon, agarrándose a la esperanza que su respuesta afirmativa les ahorre ese bochornoso trance.
Saga simplemente siente cómo a cada segundo que pasa su cuerpo se va encogiendo más sobre la silla y su cabeza se va hundiendo entre sus hombros. El ardor que ha tomado sus mejillas ya debe ser noticia de ámbito local, y alzar el rostro no es una opción a considerar si quiere que su angustia no sea percibida por los demás.
Aspros le observa durante un largo instante, y gestualmente asiente, tragando saliva con esfuerzo antes de volver a carraspear inútilmente.
- Y supongo que sabéis cómo se usa...
- ¡Pues claro, Aspros! ¿Qué te crees? No somos unos críos...- se defiende Kanon, que también está tomadísimo por la vergüenza, pero es más capaz de disimularla que Saga.
- Hace años que en el cole nos dan charlas y consejos...- aclara Saga con un hilillo de voz, haciendo un scanner completo de todas las vetas de la madera de la mesa que se extiende frente a su ruborizada mirada, sintiéndose incapaz de alzar su rostro.
Imprevisiblemente estas palabras tranquilizan a Aspros, que se agarra a ellas como clavo ardiendo para dar por zanjada una conversación que aún ni siquiera ha empezado de verdad.
El mayor suspira, alza su vista y busca a Defteros, hallándolo en la distancia que les impone la mesa con los brazos cruzados y su mirada fruncida, recibiendo un leve encogimiento de hombros y un sutil enarcamiento de cejas por parte de Aspros.
- Bueno...pues si en el cole ya os lo han contado todo...no hay más que decir.- Concluye Aspros, deshaciendo el cruce de sus manos, que se extienden acariciando la mesa a ambos lados al tiempo que su pecho se infla con otro suspiro que reclama una huida inmediata de esa situación.- Sólo que...que cuando os encontréis en medio del tema...acordaros de usarlos...para evitar enfermedades...y embarazos...y cosas así...
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Cuatro
FanfictionAU. Un fatal accidente deja a los cuatro hermanos sin más família que ellos mismos. Saga y Kanon deben aprender a vivir bajo la tutela de sus hermanos mayores, el mundo de los cuáles cambia drásticamente, debiendo readaptar su vida y su secreta ruti...