Defteros golpea con los nudillos la puerta del cuarto de Aspros. Sabe que no obtendrá respuesta, así que al mismo tiempo que hincha sus pulmones de coraje, gira la manilla y entra.
- Aspros...¿puedo entrar?
La voz de Defteros tiembla casi tanto como lo hace su alma. Incrementando esta cobarde incomodidad al ver que Aspros sigue con su mirada clavada en el libro que finge leer, medio sentado en la cama.
- Me parece que ya estás dentro. No sé por qué lo preguntas.
- No has cenado...- dice el menor, cerrando la puerta tras de sí con toda la suavidad de la que es capaz.
- ¿Vas a continuar informándome con obviedades, o es que quieres decirme algo que no sepa y no sabes cómo hacerlo? - ahora la mirada de Aspros se alza y se halla reflejada en la pesadumbre que lucen los ojos de su gemelo, desviados a un costado por inercia.
- Joder Aspros...no me hables así...
Aspros sigue observándole con una frialdad que hiere a ambos, pero el mayor es orgulloso, y Defteros demasiado temeroso para admitir sus respectivas debilidades. El silencio se teje tenso entre los dos, y cuando Defteros cede al arrebato de arrancar el libro que las manos de Aspros estrujan hasta dejar ver el blanco de sus nudillos, éste se aparta de cualquier contacto que pueda concretarse con la piel de su hermano.
- ¿Qué quieres, Defteros? - Aspros deja de mala gana el libro sobre la cama y se incorpora hasta alzarse del mullido colchón y quedar de pie, altivo y dolido, obligando a Defteros a retroceder un par de pasos y seguir con la mirada escurridiza.
- ¿Qué les vas a decir mañana? - pregunta con palpable nerviosismo.
- ¿Acaso te importa? Te he dicho que no sufras. No hace falta que me acompañes en ésto. Te lo dije antes.
- ¡Pues claro que me importa! Sufro por ellos...- y por ti, quiere decir, pero estas últimas palabras se le atascan en la garganta antes de poder escupirlas. Hallarse con la mirada de Aspros fulminándole a través de capas y capas de soledad le afrenta.- No me gustaría que estés solo ante ésto...
- Solo hace días que lo estoy, Defteros - replica Aspros, tragando saliva pesadamente para no permitir el derrumbe de un orgullo que ahora precisa en alza más que nunca - Y no les voy a decir nada que les hiera. Sólo lo que a mí me hubiera gustado escuchar salir de los labios de papá en su momento. Lo que tú hubieras necesitado para no ser tan cobarde.
- Te estás pasando, Aspros...
- Estoy diciendo la verdad. Que te duela escucharla ya no debe ser mi problema. Pero no te preocupes, que no te avergonzaré más. Yo no puedo cambiar lo que siento...lo que he sentido siempre, pero tú no estás cómodo con ésto, es más que evidente. Y debo asumirlo...así que eres libre, Defteros. Vive tu vida, no pasa nada...Lo acepto.
- ¡Joder, Aspros! ¡Mi vida está junto a ti! - exclama el menor en vanos intentos de quebrar la coraza que Aspros se ha armado sobre sí.
- Es la costumbre que habla por ti, hermano. Y yo no necesito una costumbre a mi lado...
- Estás cabreado, y lo entiendo...
- Estoy cansado, Defteros...y ahora vete, por favor...- le invita Aspros, pasando a su lado para abrir la puerta en infalible señal de necesitar soledad. Defteros siente cómo sus ojos vuelven a humedecerse, y ya empieza a avergonzarse de parecer siempre tan débil. Tan cobarde. Con otro arrebato de valor, cierra la puerta que Aspros ha conseguido entreabrir y toma el rostro de su gemelo entre sus manos. Robarle un beso le urge más que nada en ese momento, pero no halla correspondencia en un contacto que cesa cuando Aspros agarra sus manos y las retira, al mismo momento que ladea el rostro y estúpido, rechaza lo que más necesita.- No deseo compasión...
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Cuatro
FanfictionAU. Un fatal accidente deja a los cuatro hermanos sin más família que ellos mismos. Saga y Kanon deben aprender a vivir bajo la tutela de sus hermanos mayores, el mundo de los cuáles cambia drásticamente, debiendo readaptar su vida y su secreta ruti...