2. Casa

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2. Casa

El silencio ha sido el protagonista absoluto desde la salida del Instituto hasta la llegada a casa. Ni el posterior intento de Aspros, demasiado directo quizás, para esclarecer el origen de esta última riña, ni las intenciones más suaves de Defteros después para conseguir algo de información han surtido efecto.

La cena no ha sido distinta. Kanon ha comido con tal rapidez que Aspros duda de si realmente ha sido consciente de qué era lo poco que ha engullido antes de desaparecer dentro de su nueva habitación. Saga ha esperado un poco más antes de irse a dormir. En realidad bastante más, seguramente para dar tiempo a que Kanon se durmiera y no tener que afrontarlo despierto.

El piso de Aspros y Defteros no tiene más que dos habitaciones. Nunca pensaron que les harían falta más. Menos aún calcularon que el destino les abofetearía de esta manera tan cruel. Desesperantes fueron las prisas con las que tuvieron que arreglar el cuarto que ahora ocupan los chicos. El mismo que servía de justificación ante las visitas de sus padres, que nunca osaron indagar porqué en una habitación había una cama simple y en la otra una doble. Hacer caber otra cama fue una tarea de cálculo milimétrico, extinguiendo casi por completo la necesaria intimidad que empieza a ser imperiosa tener a los quince años que ahora viven los menores.

Saga tampoco ha mostrado ganas de hablar, pero su presencia siempre es más dócil que la que ofrece el carácter arisco de Kanon, acrecentado aún más en las últimas semanas. Finalmente Saga ha abandonado el sofá y se ha ido a dormir con la cabeza aún gacha por la vergüenza de haber coprotagonizado otra pelea de todavía desconocido motivo y anónimo instigador. Y ha sido sólo entonces cuando Aspros y Defteros se han dispuesto a poner algo de orden en la casa.

En la cocina los platos están siendo fregados por Defteros, y una vez arreglado el salón Aspros no puede resistir la necesidad que tiene de acercarse a él.

- Saldremos adelante, Defteros, te lo prometo.- Dice dejando que su espalda se apoye contra la mesada, a tan sólo un par de palmos de su gemelo.

- No deberíamos haber puesto a la venta la casa de los papás...es evidente que no están cómodos aquí. Les falta espacio...- las manos se detienen en su cometido, sosteniendo el plato enjabonado entre ellas, sin ser enjuagado aún mientras Defteros alza la mirada hacia Aspros.- ...y quizás a nosotros también...

- No podíamos ir a vivir allí de nuevo...por algo nos trasladamos aquí. Tu estudias aquí. Yo trabajo aquí...no podíamos dejarlo todo...

- No te inventes excusas, Aspros. Sabes perfectamente porqué nos vinimos a vivir aquí. Y de momento yo ya he dejado mis estudios en "stand by"...en cambio tú rehúsas de pedir reducción de jornada.

- ¡¿Y de qué piensas vivir si lo hago?! Las ayudas del gobierno son insuficientes...

- ¡Tenemos la casa en venta!

- Pero la malvenderemos, lo sabes. Ahora no está la situación para sacar provecho de su venta. Si hemos decidido hacer ésto es por pura necesidad, Defteros...y el dinero no durará siempre.

- No están cómodos con nosotros, lo noto...una cosa era venir un fin de semana, otra muy distinta es...ésto...- el plato finalmente es enjuagado, y pasa a formar parte de la colección de vajilla limpia que va creciendo en el escurridor apostado en la esquina de la mesada.

- Debemos darles tiempo...Todos necesitamos tiempo.

Otro plato pasa a ser la siguiente víctima del exhaustivo lavado que Defteros imprime en la porcelana barata, pero Aspros le detiene, obligándole a dejar el plato dentro de la balsa de agua sucia, agarrándole por los hombros hasta conseguir que se rinda y le encare.

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