4. Dudas

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4. Dudas

- ¿Qué estarán haciendo? Parece que mueven muebles...

Kanon lo dice con visible intriga reflejada en su tono, y pega aún más la oreja contra la pared que separa su cuarto de la habitación de sus hermanos mayores.

- ¡Kanon! Apártate...- Susurra Saga, nervioso ante las intenciones de Kanon de seguir espiando lo que ocurre sólo unos pocos palmos más allá.- Deben hablar de sus cosas...

- Hablar de sus cosas es hablar, Saga, no mover muebles...además...ni que fueran un matrimonio para tener que hablar de sus cosas...- replica Kanon, despegando un instante su oreja de la pared para mirar a Saga y descubrirle extrañamente inquieto y sentado en medio de su cama, observándole con el reproche escrito en sus verdes ojos.

- No está bien espiar, Kanon...- insiste Saga.

Kanon hace caso omiso de las apreciaciones de Saga y vuelve a pegar su oreja en la pared, sólo un segundo antes de apartarse y volverse de nuevo hacia Saga, con una nueva interrogación en su mente.

- ¿Nunca te has preguntado porqué en su habitación sólo hay una cama grande?

- Bueno, decían que la compraron cuando la novia de Aspros vivió con ellos una temporada...

La novia de Aspros...una artimaña más de las que los mayores se inventaron para justificar ante sus padres ciertas cosas injustificables. La novia de Aspros...la cuál nadie conoció nunca, y la cuál apareció en las conversaciones de la misma manera que un día se esfumó.

- ¿Qué pasó con su novia? - El encogimiento de hombros de Saga es toda la respuesta que Kanon obtiene, pero es obvio que hoy su mente está despierta y con ganas de indagar. - ¿Crees que la compartían?

Saga le mira con los ojos completamente abiertos y en silencio, sopesando todas las posibilidades imaginables, para responder finalmente luciendo una pequeña mueca de repugnancia.- No creo...¿no?

- ¿Tú compartirías una novia conmigo?

Realmente hoy Kanon está espavilado y sin muchas ganas de dormir. Y a Saga le molesta. No el hecho que hable...sino los temas que está empeñado en deshilachar.

- Nunca.

- ¿Ni que estuviera muy buena?

- ¡Menos! ¿Acaso lo harías tú?

- ¡No! Pero ellos son raros...quizás lo hacían...

- ¿Qué quieres decir con raros?

- ¡Pues éso! Raros...No entiendo cómo pueden dormir juntos...- aclara Kanon, completamente ajeno al hecho que siempre les ha unido - ¡yo no podría dormir en una misma cama contigo! Ya me molesta tener que compartir la habitación...

- ¡Kanon! Déjalos...- Saga se está incomodando cada vez más ante los derroteros que va tomando la conversación con su gemelo, pero no hay nada que hacer. Hoy Kanon está incomprensiblemente hablador.

- Quizás se tocan...¿te imaginas?...- continúa Kanon, sentándose con las piernas cruzadas en medio de su cama, mirando a Saga con travesura - ¡qué asco!

- ¡Vale ya, Kanon!

Saga se ruboriza sin saber muy bien por qué. No le gustan las ideas de Kanon, ni la ligereza con la que las pronuncia. No quiere imaginarse a sus hermanos tocándose, pero su mente le traiciona, y lo hace. Y para más sufrimiento, sorpresivamente no le disgusta la imagen que se crea en su mente. Muy a su pesar...le excita...y su cuerpo no tarda nada en responder a estos imaginarios estímulos. No puede ser...simplemente tiene que alejarse de las enfermas ideas de Kanon, y sólo se le ocurre hacerse con el móvil y conectar la música, poniéndose los auriculares a un volumen atronador. Aprovechando para cambiar radicalmente de conversación.

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