Sin móviles.
Sin Play y sin siquiera internet.
Incluso el router ha sido confiscado por Aspros antes de salir de casa. Aunque los menores aún tienen que descubrirlo.
Es la tercera vez en diez meses que los mayores salen a divertirse un día por la noche. La primera fue para festejar su cumpleaños. La segunda terminó en catástrofe durante las fiestas de la ciudad en la playa, con Saga experimentando algunos senderos del sexo, Kanon emborrachándose a consciencia y Defteros soltando su mano contra el rostro del menor cuando su boca soltó más culpas de las admisibles.
Hoy les espera una cena de colegass junto a los pacientes y comprensivos Hasgard y Sísifo, amigos suyos desde la infancia. Y después, pues recordar qué se siente dentro de algún pub con buena música y distendido ambiente tampoco tiene porqué estar mal.
Los menores se van a quedar en casa. Sin móviles, ni Play ni internet. Es el castigo a sufrir por haberse cargado estúpidamente su participación en el partido de mañana.
Defteros no se ha opuesto a la drástica decisión de Aspros, aunque la comparte a medias. Pero no se anima a contradecirle. Hace días que no se atreve a traspasar la distancia que el mayor de todos ha asentado entre ellos dos. Aunque ésta comienza a hacérsele pesada. La frialdad que Aspros despacha para con él le hiere más de lo que se hubiera imaginado, pese a que el trato de palabra se puede considerar amable y correcto. Exclusivamente fraternal.
Sus pieles no se rozan ni por casualidad, Aspros ya se ocupa concienzudamente que así sea. Y Defteros lo empieza a ver todo con una claridad que le abruma: los menores no son los únicos sometidos a castigo esta noche. Él está es su misma situación, pero desde hace días.
Y lo admite, aunque sólo sea para él: no le gusta.
No se siente cómodo así...Y no quiere estar así.
Solucionar su malestar únicamente depende de sí mismo. Y si no lo hace, quizás cuando se atreva ya será demasiado tarde. Pero ahora sus amigos les esperan, y una vez sube al coche y se abrocha el cinturón del co-piloto, no puede amarrar sus dudas dónde deberían quedarse, y empezar a fundirse de una maldita vez.
- Creo que llevarte incluso el router de internet es excesivo...ya es suficientemente duro que mañana ni estén sentados en el banquillo.
- No Defteros...deben aprender que sus malos arrebatos no van a quedar sin consecuencias. No pueden ir peleándose cada vez que no se entiendan en algo. Deben aprender a hablar entre ellos, a escucharse y comprenderse. Sólo así algún día podrán ayudarse.
Aspros también ha abrochado su cinturón de seguridad e introduce la llave en el contacto, haciendo rugir el motor de inmediato.
- ¿No te das cuenta que dejándolos solos parece que les estés empujando a algo deliberadamente? - sigue Defteros, echando una ojeada de soslayo a su gemelo, que ya ha puesto el coche en movimiento.
- No les empujo a nada. Y deberías saberlo tan bien como yo. Si tiene que suceder algo pasará igualmente, les empujemos a ello o no...y creo que tú lo sabes por propia experiencia...
Aspros está serio, frío, distante...correcto. Incordiantemente correcto. La mano derecha acude al cambio de marchas, ejecuta su misión y regesa al volante. En otros momentos hubiera decidido viajar hacia el muslo de Defteros, acariciarlo suavemente...y quizás recorrer el camino hacia zonas más sugerentes, preparando el escenario que quizás luego consumaría una deliciosa escena.
Hoy no es así. Se limita a conducir...Se olvida de él.
Defteros suspira, pero no atina a desentrallar si lo hace por el temor que siente que sus hermanos menores se lancen definitivamente a un precipicio que él conoce demasiado bien, o por la herida que le causa haber sido expulsado de sus profundidades por quién también se lanzó allí, y de la mano con él, diez años atrás.
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Cuatro
FanfictionAU. Un fatal accidente deja a los cuatro hermanos sin más família que ellos mismos. Saga y Kanon deben aprender a vivir bajo la tutela de sus hermanos mayores, el mundo de los cuáles cambia drásticamente, debiendo readaptar su vida y su secreta ruti...