39. Dibujo

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La tormenta que al inicio del fin de semana ha asaltado la casa de los gemelos ha cesado. Al menos aparentemente ha regresado una tensa calma que la noche de feria y las posteriores disculpas de Kanon ante Pandora, llevadas a cabo sin rechistar y bajo la seria supervisión de Aspros, han contribuido a esparcir sobre los ánimos de todos.

La noche de feria realmente no fue mal. Subieron a algunas atracciones de alto voltage, Defteros se mareó en una de ellas y desistió de subir a las demás, a la espera que su estómago se asentara para poder acudir sin problemas a uno de los puestos ambulantes de comida, donde dieron cuenta de hamburguesas con sabor a refrito, acompañadas de patatas que ostentaban el mismo gusto que la grasienta carne. Incluso gastaron monedas en alguna tómbola de aquellas dónde se promociona el falso "siempre toca", aposentando en la primera fila de premios posibles cajas de grandes equipos de música y Plays Stations que nunca nadie se lleva, escondiendo tras ellas un arsenal de básculas de baño y exprimidores de naranjas obtenidas al por mayor en algún mercado extranjero.

Cierto es que todos se forzaron a reír y olvidar. Incluso redescubrieron la inocente fe de esperar que alguna Play llevara escrito el nombre de alguno de los cuatro, pero la realidad que yace detrás de las luces de toda prometedora y benévola tómbola cayó pesada sobre ellos cuando Defteros sacó un boleto ganador y regresaron a casa con una báscula de baño, éso sí, digital, bajo el brazo.

Así que días después parece que todo regresa a la normalidad, si es que esa casa puede conocer algo que defina dicha palabra.

Pero las apariencias engañan.

La noche de feria no fue nada más que un parche. Un apósito con caducidad, y Aspros hace días que está triste. No enfadado, serio, autoritario, exigente, disciplinario...no. Que el mayor hiciera gala de algunos de estos rasgos de carácter sí que se podría definir como "normal". Pero es evidente que ahora el gemelo al mando está abatido y desganado.

Y profundamente triste.

Defteros no camina muy lejos del estado de ánimo de Aspros. Su chispeante mirada también se ha ensombrecido. El azote que se escapó de su mano todavía le duele, aunque cierto es que Kanon se ha esmerado en intentar estar cerca de él todo el rato que puede, hablándole de mil y una tonterías para hacerle saber que asume haberse buscado su puesta en firme.

Y Saga, pese a la noble intención de seguir cerca de Kanon, su mente parece haberse mudado a otro lugar. Su cerebro no cesa de reproducirle la escena que compartió con Afrodita, que aunque su aspecto físico extremadamente afeminado no le guste, la colección de sensaciones que le ofreció su experto proceder se están convirtiendo simplemente en adictivas, no siendo suficientes las reminiscencias de ellas que le producen los recientes recuerdos, los cuales le azoran sin compasión.

La cabeza de Kanon también sigue hirviendo. Sabe que debe hablar con Aspros, pero no puede. Sabe que Defteros está terriblemente dolido consigo mismo y su voz es incapaz de hacerle saber que lo que tanto le atormenta no contiene ni la milésima parte de la dosis de gravedad que derrocharon sus palabras. Sabe que haber asaltado la boca de Pandora no le supo a nada y sabe que a Saga, haber catado la de Afrodita le supo a gloria.

Pero hoy Kanon ha decidido dejar de lado todas las rabietas, celos y resentimientos que teje su mente. Hoy toca repasar Dibujo Técnico, y la atención de Saga tendrá que dejarse caer sobre él. Aspros es un negado en dicha materia, así que aprovecha la pausa que le da el planning de estudio que él mismo ideó para redactar la lista de la compra semanal.

Fuera, el día no ha amanecido con el acostumbrado sol de agosto. Una tormenta veraniega se anuncia entre densos nubarrones, húmedo viento y desagradable banda sonora celestial. Aún así Defteros ha acudido al trabajo, pero antes que se desate al anunciado diluvio universal, el frenazo de su bicicleta hace acto de presencia frente al garaje.

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