Cuatro

19. Veintiséis: Saga y Kanon

Hace rato que la puerta de la cocina está cerrada a cal y canto, con la total imposibilidad de Aspros y Defteros de acceder a ella. Saga y Kanon se han clausurado allí desde muy temprana tarde, y cuando los mayores han llegado a casa desde sus respectivos trabajos se han encontrado con un papel colgado en la puerta que reza un claro "Don't enter" .

Los ruidos que se filtran de ella son preocupantes. Y más aún los olores.

- Creo que nos están preparando algo para comer...

Defteros lo dice esbozando una media sonrisa que muestra a la perfección uno de sus mal ubicados colmillos, y sus cejas se juntan en su entrecejo con un matiz que mezcla cierta preocupación y también una creciente diversión.

- ¡No, por favor! - Exclama Aspros.- No me digas ésto, Def...no quiero pasar otro mal trago como el que sufrimos con la sopa...¡fue terrible!

- Pues lo tendremos que hacer...no nos queda otra.

Defteros sonríe y aprovechando que los menores no les ven, deja que su mano se apoye afectuosamente sobre el hombro de Aspros, amañagándolo a placer.

Ambos están en el rellano del piso superior y Aspros se apoya con las manos en el inicio de la barandilla, con la mirada fija a la lejana puerta de la cocina.

- No quiero ni imaginarme lo que debe parecer éso...¡y yo no pienso limpiar el desastre que dejen!

- ¡Relájate, Aspros! Quizás harán algo delicioso y lo dejarán todo limpio y reluciente. ¡Deja que nos sorprendan!

Aspros arruga el ceño y ensombrece sus facciones mientras se siente incapaz de dejar de acuchillar la puerta con su mirada, como si ésta poseyera rayos X capaces de traspasar la superfície opaca y ver más allá.

Defteros simplemente se siente feliz. No porqué sus hermanos menores estén preparándoles vete a saber qué, sino porqué lo están haciendo trabajando en equipo, aunque de vez en cuando se escuchan voces y reproches. Parece que la organización no les acaba de cuajar, pero no importa. Como mínimo, Saga y Kanon habrán compartido unas horas juntos haciendo algo en común, y esto ya es más de lo que se podría desear.

- Bueno, yo me voy a dar una ducha mientras tú sigues tratando de descubrir tus poderes ocultos de X-Men...¡ya me dirás si lo consigues! - dice Defteros, que se ríe abiertamente y en seguida emprende el camino hacia el baño.

- ¿Te puedo acompañar? - Aspros lo pregunta mirándole de refilón, sonriendole con picardía y sabiendo de antemano la respuesta que escuchará, pero insiste antes que Defteros se niegue. - Están atareados...no sé darán cuenta.

- No es buena idea, Aspros...

- Será una ducha rápida...

Aspros vuelve a estar muy insistente, y Defteros se acerca a él de nuevo, bajando la voz a la vez que habla cerca del oído del mayor.- ¿Desde cuándo han sido rápidas nuestras duchas conjuntas?

- Hace tanto que no lo probamos que ya no lo recuerdo, Def...

Aspros habla esbozando una sonrisa, pero tanto las palabras elegidas como el tono utilizado para darles vida denotan un cierto reproche el cuál ayuda a que Defteros chasquee la lengua como toda respuesta, y que desaparezca dentro del baño perdiendo su sonrisa por el camino.

- Hoy no te me escapas, Defteros...no pienso darte opción a ello...- murmura Aspros para sí, manteniendo su vista ahora fija sobre otra cerrada puerta.

Dentro de la cocina la receta para elaborar la masa de las pizzas hace ya lustros que ha dejado de ser una pauta servible. Saga se esperaba en seguirla al pie de la letra, pero la impaciencia de Kanon ha conseguido imponerse. Han amasado la harina, pero no la han dejado fermentar el tiempo necesario antes de pre-cocerla en el horno. El tiempo que la han mantenido sufriendo altas temperaturas tampoco ha sido el adecuado, olvidándose de ella mientras discutían con qué ingredientes guarnecerla. El resultado, una durísima masa más carbonizada que las piedras porosas de un volcán, insalvables incluso después de un profundo raspado de cuchillos. La mousse de chocolate ideada tampoco ha conocido una mejor suerte y Kanon ha tenido que reconocer en secreto que la idea de Saga de comprar una caja de cucuruchos de nata y chocolate ha sido su salvación para el postre.