La estupefacta presencia de Aspros paralizada en el medio del salón y su seria mudez han sido más que suficientes para poner en marcha todos los engranajes necesarios para arreglar las consecuencias del alud de agua y detergente.
Kanon se ha apresurado a apartar esa camisa de un extraño color gris y a esconderla en algún lugar, cuidadosamente a salvo de alguna repentina inspección que se le ocurra hacer a Aspros.
A Saga le ha faltado tiempo para buscar un cubo y una fregona.
Defteros ha sido el único que se ha atrevido a pronunciar un escueto "Aspros...", moldeando a la perfección esos ojos de gatito arrepentido, pero tampoco ha podido escapar de la dureza de la mirada de su gemelo, ni de su sentencia final.
- En media hora debéis haber arreglado este desastre.
Aspros ha dicho debéis...no deben... Irremediablemente Defteros se ha convertido en cómplice de un crimen doméstico, por mucho que él no lo sienta así. Pero intentar hablar con Aspros en ese momento es simplemente imposible. Su mirada le advierte que no lo haga. Y su silencio le amenaza en estallar en algo peor si le desafía con excusas.
Así que no ha habido otra opción. Defteros se ha unido al equipo de rescate de la ropa, que ya se ha puesto manos a la obra con una celeridad pasmosa, y el mayor de todos ha recuperado su bolsa del suelo segundos antes de sufrir el ataque del alud, y vadeándolo como ha podido ha desaparecido en el piso superior.
La cena ha transcurrido sumida en otro de esos tensos silencios que de vez en cuando se empeñan en planar sobre los cuatro. Sólo el ruido de los cubiertos, y los nerviosos tragos propinados por los menores al refresco que acompaña la cena, han roto esa monótona quietud.
El juego de miradas desplegado sobre la mesa ha sido incómodo, y Kanon no ha podido dejar de fijarse en la camisa que lucía Aspros hoy, sembrada de pequeños cuadraditos azulados, perfectamente a conjunto con el color de cabello que más o menos comparten los cuatro, y su mente no ha dejado de quererle convencer de una mentira necesaria, urgente...sumamente imperiosa: "era gris...tiene que ser gris"...
Hoy no hay momento para tele ni película. Saga y Kanon deben terminar los deberes que la inconsciencia del menor de todos ha retrasado, y ambos han desaparecido a sus respectivas habitaciones, sólo después de haberse apresurado en recoger su parte de la mesa y cargar el lavaplatos con delicadeza y esmero.
Pero los deberes no son atendidos una vez ambos han entrado en su refugio. Otros asuntos urgen, y Mr. Google echa humo en cada uno de los ordenadores que sus padres les renovaron al inicio de curso.
El buscador de incógnito del PC de Saga le ofrece un sinfín de páginas donde se habla de un montón de posibilidades que pueden iluminar sus dudas sobre la sexualidad, pero en vez de comprender su cuerpo sólo siente que éste se vuelve a excitar.
Al otro lado de la pared Kanon se fija en la camisa húmeda y tendida sobre su cama, y en la completa gamma de grises que le ofrece. Definitivamente, no era gris...Aspros nunca luciría una camisa con esos tonos crecientes y decrecientes de color...Rápidamente sus dedos teclean en Google la búsqueda de soluciones, y la única que le parece menos estúpida para recuperar la blancura perdida le dice que debe sumergirla en lejía. Pero Kanon no está seguro...necesita una segunda opinión antes de convertirse en el protagosita en solitario de un nuevo crimen, y sin dudarlo agarra la camisa y entra de sopetón en la habitación de Saga, provocando que éste se sobresalte, que sus manos se olviden de su cuerpo y se apresuren a cerrar como puede la ventana de incógito que le muestra la pantalla, sin ser capaz de hacer nada para frenar el tremendo sonrojo que toma su adolescente rostro.
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Cuatro
FanfictionAU. Un fatal accidente deja a los cuatro hermanos sin más família que ellos mismos. Saga y Kanon deben aprender a vivir bajo la tutela de sus hermanos mayores, el mundo de los cuáles cambia drásticamente, debiendo readaptar su vida y su secreta ruti...