9. Cónclave

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9. Cónclave

Aspros les ha reunido alrededor de la mesa del salón. Los tres hermanos esperan su aparición, mirándose alternativamente en silencio hasta que Defteros se convierte en el blanco de toda atención.

Sus dedos siguen siendo asaltados, con menos frecuencia, pero con idéntica intensidad cada vez que asumen el papel de ser las únicas herramientas capaces de saciar su ansiedad. Saga y Kanon se fijan en él, y los mudos interrogantes dibujados en sus verdosas miradas le detienen su particular tortura a las uñas, que esconde bajo la protección de sus axilas mientras sus brazos se cruzan y ayudan a guardar las manos, alejándolas de la destreza de sus peculiares colmillos.

- ¿Qué? - lo pregunta encogiéndose de hombros y arqueando las cejas mientras sus ojos recorren las curiosos rostros de sus hermanos menores.- ¿por qué me miráis así?

- ¿Qué quiere Aspros?

Es Saga el que toma la iniciativa, sin poder esconder cierto temor en su pregunta. Y ahora es Kanon el que materializa sus dudas y temores ante repentina reunión.

- ¿Hemos hecho algo malo?

- ¡No! Vaya, no creo...Yo qué sé lo que quiere. Estoy igual que vosotros...

La mano izquierda se rebela y huye del frágil enclaustramiento al que la someten la axila y el costado de su torso. El pulgar encuentra de nuevo sus labios, y el colmillo sigue con su tarea, arrancando una pequeña fracción de uña que sale despedida por la propulsión que le imprimen sus labios, aterrizando sobre la mesa. Los menores observan el minúsculo cadáver. Defteros se da cuenta que no está ofreciendo lo que precisamente se podría definir como un buen ejemplo de modales, y se apresura a barrer el resto con un rápido desliz de su mano por la madera.

Defteros rehuye la atención a la que le someten sus hermanos menores y se inspecciona los dedos de la mano, perfilándoselos con el pulgar al tiempo que su vista se concentra y se pone bizca por la proximidad de su objeto de estudio. Kanon resopla sonoramente y hace balancear su cuerpo sobre las patas traseras la silla donde está sentado, apoyando su nuca en sus entrelazadas manos mientras su vista rueda hacia el techo. Saga cruza sus brazos sobre la mesa y apoya su cabeza en ellos, con evidentes muestras de aburrimiento debidas a la espera de Aspros.

Un repentino y descendente galopar de pasos por la escalera hace que Defteros vuelva a esconder las manos bajo sus brazos, que las cuatro patas de la silla que sostiene a Kanon prueben el suelo y que Saga se desperece y se yerga mostrando fingido interés. Aspros se acerca a ellos y deja caer un montón de papeles sobre la mesa antes de arrastrar sonoramente la silla libre entre Saga y Defteros y tomar asiento en ella.

- Aspros...¿nos puedes decir a qué se debe tanto misterio?

Defteros emite la pregunta que ronda por la mente de los tres desde hace rato, y Aspros se toma su tiempo antes de responder, esbozando una satisfecha sonrisa mientras pasea su mirada de uno a otro, regocijándose en la sensación de sentirse el centro de atención. Sus manos se deslizan extendidas sobre la superfície de la madera, a ambos lados del fajo de papeles que ha bajado con él, y al fin desvela el misterio.

- Os informo que acabamos de inaugurar nuestro primer "cónclave".

- ¿Qué dices? - Kanon se estraña, y arruga su ceño y sus labios en señal de incompresión.- ¿Ésto no es lo que hacen los curas cuando se les muere el Papa?

Aspros sonríe aunque la salida de Kanon, o mejor dicho, la manera tan tosca que tiene de expresarse, en realidad le despierta ganas de reír abiertamente. Pero el momento necesita solemnidad, y quizás alguna aclaración.- Un cónclave también es una reunión de personas para tratar un asunto.

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