12. Gris

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- Defteros...¿has visto mi camisa blanca?

Aspros lo pregunta irrumpiendo sin aviso en la habitación de Defteros, robándole la atención que tiene dedicada a un plano bidimensional de líneas de colores que le ofrece la pantalla de su ordenador.

- No sé...Aspros...

Defteros le miente fingiendo desinterés, y Aspros se adentra aun más, hasta alcanzar el armario y abrirlo de par en par, mientras se planta frente a él, con los brazos apoyados en su cadera y la mirada achicada de atención frente al desordenado contenido que éste le ofrece.

- ¿Qué haces?

El menor lo pregunta haciendo rodar su silla de escritorio al mismo tiempo que un lápiz es mordido a consciencia por uno de sus colmillos.

- Puede que esté aquí...- contesta Aspros, permitiéndose acercarse al armario y revolver el montón de camisetas y sudaderas guardadas sin orden.- El lunes tengo la presentación de una página web frente a más candidatos para conseguir hacernos con el diseño de la página de un hotel de lujo, y quiero usar esa camisa...

- Aspros...¿ya estás pensando en el lunes? Desconecta un poco, que no te vendrá mal...

Defteros tiene razón...en parte. Porqué la otra parte, la que urde mentiras cómplices, le ha enfriado la frente de sudor y está trabajando a mil por hora para seguir cosiendo las costuras del encubrimiento del crimen doméstico que Aspros ignora. Pero es sábado por la tarde, y es cuando Aspros se dedica a planchar todas sus camisas, dejándolas listas para la semana a estrenar. Y si se ha empecinado con la camisa blanca, Defteros teme que no cese en su empeño hasta dar con ella.

- Mierda...aquí tampoco está...¿dónde narices la debo haber metido? - Aspros lo piensa rascándose la cabeza mientras Defteros decide pasar de él y volverse a fijar en la ejecución de un plano que se le resiste un poco.- ¿Se habrá extraviado con el traslado? - los ojos de Aspros buscan a Defteros, que apenas le responde encogiéndose de hombros, y sobretodo sin mirarle, cosa que propícia que el mayor siga con unas conjeturas e hipótesis que parecen no tener fin.- No...no puede ser...recuerdo haberla usado después de regresar aquí...- Aspros sigue pensando, con la mirada sobre la espalda de Defteros y más allá...algo más allá: hasta las habitaciones de sus hermanos menores. - Lo único que se me ocurre es ir a ver a los armarios de Saga y Kanon. Es a los últimos lugares que me falta mirar. Como son tan desordenados seguro que ha ido a parar allí...

Aspros no añade nada más. Sólo se dispone a salir e ir en la búsqueda de su obsesión de la tarde unos metros más allá. El frío sudor que ha asaltado la frente de Defteros se condensa y resbala por una de sus sienes en el mismo instante que Aspros sale de su habitación, y definitivamente no puede más. El secreto que tan celosamente está guardando a sus hermanos menores, y sobretodo a Kanon, peligra en ser descubierto, y en serlo de la peor forma posible. Si no hace nada al respecto, Aspros lo descubrirá por sí mismo, y hasta él le teme cuando algo sobresale de sus expectativas de improviso. No le queda otra opción que traicionar la confianza que los menores depositaron en él y decide arriesgarse, preparándose para asumir las consecuencias y aplacarlas en la medida de lo posible él solo.

- Aspros...- Ya está...ya le ha detenido, y ahora Aspros se encuentra plantado en el umbral, en silencio y con una expresión en su mirada que requiere respuesta ante dicha interrupción.- Yo sé dónde está tu camisa...

- ¡¿Y no me lo dices hasta ahora?!

- Bueno...es que...- Defteros duda, e inconscientemente hace rodar el asiento que le sostiene mientras baja la mirada y busca sobre las baldosas del suelo las palabras adecuadas.

- ¿Es que qué? ¿Dónde está? - La indecisión de Defteros en sus palabras y gestos está consiguiendo alarmar a Aspros, que ya empieza a oler que algo no marcha del todo bien.- Def...¿dónde está?

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