22. Notas

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Todavía queda más de una hora para que Defteros tenga la libertad de irse a casa y poder bostezar sin tener que mantener su boca cerrada dibujando graciosas muecas cada vez que un bostezo le asalta y algún cliente está en frente de él. Los ojos le pesan, su cuerpo ya no puede sostenerle por mucho tiempo más y la cabeza le duele, y mucho.

Y lo que le aguarda en casa no será un remanso de paz precisamente. Justo ahora Aspros debe estar en el instituto hablando con la tutora de Saga y Kanon, y las previsiones de los resultados del curso no son buenas.

Ha sido un medio curso difícil, y ésto es algo que deben tener en cuenta antes de reclamar unas calificaciones imposibles de obtener después de la desgracia que sin previo aviso truncó la vida y felicidad de los cuatro. Defteros está tranquilo respecto a este tema, pero le preocupa Aspros...y a Saga y Kanon es evidente que también, puesto que inesperadamente les ve aparecer por el paseo que separa la playa del asfalto de la ciudad.

No van a casa, y los pasos que les acercan son desaliñados y dudosos. Visten las ropas del fútbol, y deben estar cansados, pero es obvio que temen llegar a casa y hallar a Aspros esperándoles con las notas en la mano. La tutora no se las ha entregado a ellos, como sí que ha hecho con los demás compañeros, diciéndoles que Aspros iría a por ellas, para hacer también una valoración del curso, y allí están...buscando pasar el tiempo y esperando la hora de regresar a su casa, y no hacerlo solos.

- ¿Qué hacéis aquí? - pregunta Defteros fingiendo no saber la respuesta que le darán mientras trata de tragarse otro bostezo.

Sin decir nada dejan caer la mochilas y las bolsas de deporte al suelo, y ambos se sientan casi con gestos idénticos sobre un par de taburetes apostados tras la barra que protege el agotamiento de Defteros.

Saga y Kanon se encogen de hombros y es el mayor el que toma la palabra después de recibir un codazo proveniente de Kanon en todas sus costillas, instándole a que sea él el que tome la palabra.

- Bueno...hemos pensado...- empieza a liarse Saga - ...que como hace buena tarde y todavía no habíamos venido al bar a verte trabajar...pues...hemos pensado que podríamos venir...y...pues ésto...verte.

Saga concluye su larga e inútil explicación. Una explicación que no ha aclarado absolutamente nada, tal y como así lo expresa la mirada de refilón que le brinda Kanon, con las cejas enarcadas transmitiendo en silencio un expresivo "ésto no es lo que habíamos practicado por el camino", seguida de un suspiro de rendición y la claudicación de su mirada, buscando el suelo del abierto bar, perdiéndola en los granitos de arena que los diferentes clientes que se han acercado allí han ido dejando de recuerdo a lo largo del día.

A Defteros le enternece la dificultad que muestran ambos para hablarle claramente de sus temores...bueno...de su temor: encontrarse con Aspros a solas, y toparse de bruces con su presumible enfado. Pero Defteros quiere que no le tengan miedo...y por esa misma razón, sigue fingiendo.

- No sabía que me extrañarais tanto que no os podéis esperar una hora a que llegue a casa para verme...¡qué detalle de vuestra parte! - Saga y Kanon le miran un momento, pero rápidamente vuelven a bajar la mirada mientras Kanon se apoya de manera indolente en la barra y Saga se entretiene quitándose el barro pegado a sus pantalones cortos.- ¿Queréis un helado? Venga...que os invito yo.- Añade Defteros, saliendo de la barra para dirigirse a la nevera de los helados, señalándoles con un gesto de su cabeza que se acerquen a él y elijan.

- ¡Vaya, vaya! ¡Pero mirad a quienes tenemos aquí! - La voz emerge del otro lado del bar, y proviene de un hombre mayor pero robusto, que carga en sus manos una caja de cervezas con la que rellenar las neveras y tenerlas listas para mañana.- ¿Cómo estáis, chicos? Elegid el helado que querráis, que invito yo.- Continúa, guiñando un ojo a Defteros, que le responde con una afectuosa sonrisa de agradecimiento.

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